Condenado a 4 años por vender droga en el festival Creamfields

El Tribunal Supremo ha condenado a cuatro años, seis meses y un día de prisión a un joven que fue sorprendido por la Guardia Civil durante la celebración del Creamfields Andalucía en Guardias Viejas, El Ejido (Almería) cuando transportaba distintas sustancias estupefacientes, entre ellas 22 comprimidos de MDMA, destinadas a la venta ilicíta.
La sentencia del Alto Tribunal, a la que ha tenido acceso Europa Press, estima parcialmente un recurso de casación interpuesto por el recurrente fuera condenado por la Audiencia Provincial de Almería a seis años y un día de prisión, por lo que obtiene la rebaja de su pena al entender que la respuesta sancionadora debe ser proporcional a la gravedad del hecho, pese a que el procesado fue condenado por sentencia firme en febrero de 2006 en Algeciras (Cádiz) por un delito de elaboración de sustancias nocivas para la salud.
Según consta en los hechos probados, el acusado fue sorprendido por agentes de la Guardia Civil cuando vendía a los asistentes al evento en los alrededores de donde se celebraba el concierto, sustancias estupefacientes que llevaba en un monedero rojo. El hombre ofrecía el producto en voz alta y se ocupaba de las transacciones económicas.
En el registro de sus pertenencias por agentes de la Guardia Civil, que hallaron en dicho monedero 22comprimidos de MDMA, con un porcentaje de sustancia de 4,2 por ciento y un trozo de lo que resultó ser resina de ´Cannabis sativa´, con un peso neto de 5,22 gramos y un porcentaje de sustancia de 6,55 por ciento. Además el acusado llevaba en el interior del monedero la cantidad de 112 euros repartidos en billetes de 20 y diez euros, que procedían de su actividad.
El Tribunal Supremo rechazó entre los motivos de casación presentados por el recurrente su presunción de inocencia al señalar que en la prueba testifical varios Guardias Civiles que manifestaron con "claridad absoluta" en el juicio oral que el acusado se acercaba a los jóvenes, que generalmente permanecían estáticos oyendo música y les ofrecía droga en voz alta, comprobando, al mismo tiempo, que sacaba algo del monedero rojo y que lo entregaba a los jóvenes.