La evolución exponencial del carácter deportivo de Triumph

En Indalmar Motor Grupo Playcar, podremos ver cuando finalice el confinamiento, toda la gama

Pedro Lamazares
13:02 • 14 abr. 2020 / actualizado a las 13:27 • 14 abr. 2020

El siglo XXI y la herencia de los inicios de la marca catapulta a la firma británica a un presente de éxitos en competición






Triumph eligió la IFMA 90, lo que todos conocemos hoy como el Salón de Colonia, para presentar de golpe 6 modelos completamente nuevos tras varias décadas en la sombra que sorprendieron a los apasionados de las dos ruedas. El éxito fue rotundo y tanto el público general como la prensa especializada coincidió en bautizar aquel momento como el renacer de Triumph. Entre su gama de producto destacaban motos touring y naked junto a las ya existentes clásicas, aunque también se presentaban nuevos retos en el ámbito de las motos de corte deportivo. Esto era solo el principio.



El empuje tremendo que la firma británica imprimió a su departamento de I+D  desde aquél salón internacional marcó el renacer de motos como la Daytona 750 y llevó a Triumph al desarrollo de nuevos modelos. Motos deportivas diferentes que marcaron un antes y un después en la historia de la fábrica de Hinckley y cuya esencia y herencia han permitido que Triumph haya llegado a convertirse en sinónimo de la máxima fiabilidad y altas prestaciones. La guinda del pastel llegó en 2017, con el acuerdo alcanzado entre Triumph y Dorna, propietaria de los derechos de explotación comercial de MotoGPTM, para suministrar en exclusiva los motores de la categoría de Moto2TM del Campeonato del Mundo de Velocidad a partir de 2019. Pero... ¿cómo ha llegado la marca hasta aquí? Paso a paso y con mucho trabajo.






La Daytona T595, que vio la luz en 1996, era la primera moto decididamente deportiva de la era modera de Triumph. Sus 128 CV de potencia y una velocidad máxima de casi 260 km/h dejaban el mensaje bien claro: Triumph había regresado para quedarse. No en vano, atrajo enormes listas de pedidos gracias a su impactante estilo. Uno de estos pedidos se convirtió en la moto número 50.000 fabricada en Hinckley.




En 2003 Bruce Anstey lanzó un contundente mensaje al mundo de las carreras ganando con su Daytona 600 en el Junior TT: acabó 10,96 segundos por delante de su rival más cercano. El neozelandés y otros dos compañeros del equipo Triumph ValMoto acabaron entre los diez primeros. Triumph había regresado a los podios después de 28 años de ausencia.



Sin parar en ningún momento, Triumph presentó en 2006 la Daytona 675 con motor tricilíndrico, una moto que se consagró como una de las grandes en la categoría Supersport. En los años posteriores la marca se hizo con los honores en el TT de la Isla de Man, en la North West 200 y en los campeonatos alemán y británico de Supersport.


En 2012 la fábrica de Hinckley presentó profundas revisiones de la Daytona junto a su hermana naked Street Triple. Estas nuevas mejoras permitieron a Triumph volver a lo más alto e la competición en 2014. Gary Johnson consiguió una emocionante victoria en el Supersport TT de la Isla de Man y Billy McConnell se hizo con el Campeonato de British Supersport, ambos a los mandos de sendas Smiths Triumph Daytona 675R. En EE.UU. Danny Eslick venció en la prestigiosa Daytona 200 con la Daytona 675R, la primera victoria de Triumph en este circuito tras 47 años, allí donde había nacido la leyenda.




 La historia continúa     


El prestigio legado deportivo de Triumph ha llegado hasta nuestros días y brilla ahora con más fuerza que nunca gracias a la Street Triple y al acuerdo con el campeonato de Moto2 como proveedor exclusivo de motores. El contrato refuerza la posición de Triumph en la cúspide del motociclismo y reconoce el éxito de los propulsores tricilíndricos, un aspecto clave para las victorias de la Daytona 675R en el TT de la Isla de Man, las 200 Millas de Daytona y el campeonato de British Supersport en 2014 y 2015.


Y es que desde la temporada 2019 la fábrica de Hinckley suministra a todos los equipos del mundial los motores tricilíndricos de 765cc basados en el propulsor de la Street Triple RS, dotados con notables mejoras que le permiten respirar con más libertad y subir de vueltas con más ímpetu, además de aumentar la potencia máxima más del 17% respecto a la moto de serie hasta superar los 140 CV.


Precisamente, 2019 marcó un antes y un después en el Mundial de Moto2™ gracias a la incorporación de los motores Triumph de 765cc en la categoría. No solo pudimos disfrutar de carreras intensas y más apretadas que nunca sino que también se establecieron nuevos récords de velocidad máxima y vuelta rápida en la mayoría de las carreras disputadas. Sin embargo, 2020 también nos trae emociones fuertes. Y es que, al igual que ha venido haciendo desde 1966, la inigualable potencia y par del motor derivado de la Daytona continua escribiendo la historia de este deporte.


Ahora, 30 años después, Triumph vive un momento tan importante o más como su renacer de 1990. En 2020 comienza una #NuevaEra




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