Trabajando por sus hermandades

Patricia Rodríguez Collado era una niña cuando su hermano ya iba de costalero en Prendimiento

Patricia Rodríguez Collado, camarera en Caridad y Prendimiento.
Patricia Rodríguez Collado, camarera en Caridad y Prendimiento. La Voz
Lola Haro
07:00 • 19 abr. 2019

A Patricia, como a mucha gente cofrade, le nace el gusanillo semanasantero en casa. Cuando era pequeña, veía a su hermano salir como costalero en el paso del Prendimiento y sus primeras responsabilidades al respecto consistían en comprar los suministros de caramelos que él pudiera necesitar durante su salida procesional. Cuando llegaba el Miércoles Santo, su misión era distinta, localizar los pies de su hermano debajo del paso. 



Contrastes



Y con este espíritu mezcla de juego y de responsabilidad fue creciendo Patricia y alimentando sus devociones cofrades. Una vez tuvo edad suficiente para asumir cargos, desempeñó labores diversas en Caridad: gestión, juventud, montaje de los pasos y camarera. En Prendimiento, su otra devoción, no ha ocupado cargo en Junta, pero colabora activamente siempre que su trabajo se lo permite y, desde su ingreso, no ha habido año que no haya ocupado su lugar como celadora el día de la procesión. 



¿Pero cómo es posible pertenecer a una hermandad de negro, como Caridad, y al mismo tiempo a una como Prendimiento? Para Patricia es fácil, pues ambas corporaciones, con independencia de su carácter, han llamado a su devoción, una con la magistral obra de Miñarro y la otra con la talla de Dubé de Luque de Jesús en su Prendimiento. 



Además de su vinculación familiar a través de su hermano, la llamada de Prendimiento se intensifica cuando conoce como compañeros de estudios universitarios a varios hermanos de la misma. Desde entonces, no solo surgirá una unión con la corporación, sino que con estas personas disfruta de una profunda amistad.



Crecimiento cofrade



Su ingreso en Caridad fue el que debiera haber sido el ser natural en todos los cofrades de aquellos años de fundaciones varias que salpicaron a los barrios de la ciudad durante los años noventa: al fundarse la Hermandad de la Caridad en la iglesia de San Francisco, su familia se acercó a ella y decidieron pertenecer a la misma de forma activa.



Fue este factor, el de la proximidad a su hogar, causa de sus vínculos emocionales. La alegría de tener a tu hermandad cerca y poder crecer aprendiendo de la mano de otras personas con más experiencia dentro de las cofradías. En el caso de Patricia, muestra especial cariño hacia el cofrade Pepe Cárdenas, junto al cual ha aprendido muchísimas cosas relacionadas con todo ese trabajo que no se ve, que a veces es ingrato y que se realiza calladamente en cada hermandad. 


Hace unos años, en aquel marzo de 2015, se realizó el traslado de los Titulares por el cambio de sede a la iglesia de Santa Teresa. Pero este factor no le ha hecho decaer en su vinculación y trabajo por su hermandad, como debe ser ante circunstancias así. 


Patricia reclama el compromiso que todos debemos sentir hacia nuestros Titulares, teniendo que estar esto por encima de cualquier otra cuestión de índole personal. Y reivindica también el respeto a la figura de todos y cada uno de los componentes de un cortejo procesional: los nazarenos, los acólitos, las mantillas, los costaleros… las decisiones que se tomen respecto a las salidas procesionales deben hacerse velando por el bienestar de todos los miembros de los cortejos.


Los cargos desempañados en Caridad le han supuesto retos importantes que afrontar. Desde llevar las cuentas de la corporación hasta el de diputada de juventud por la peculiaridad de ser ésta una cofradía con una edad media elevada, por lo que es un plus el conseguir atraer a los jóvenes a ella. 


Además, reconoce que el Viernes Santo es un día complicado para atraer gente que procesione, ya que entre una parte considerable del colectivo cofrade es común la costumbre de abandonar la ciudad Jueves y Viernes Santo para vivir las Semana Santas de otros lugares. 


Viernes Santo

El Viernes Santo es su día con mayúsculas y lo vive de principio a fin cerca del Cristo de la Caridad. Su día comienza yendo a la iglesia de Santa Teresa por la mañana y adorando el monumento al Santísimo vestida de mantilla. Ya por la tarde, imbuida del recogimiento requerido, se reviste con su túnica y hace su promesa de silencio y penitencia. Normas éstas de Caridad que ella extrapola a Prendimiento cuando se pone la  túnica el Miércoles Santo, pues es su forma de mostrar respeto hacia la penitencia que realiza estos días debajo del antifaz.


Esperemos que este año, el viento no quiera hacer acto de presencia y no dificulte tanto los cortejos del Viernes Santo como ocurriera el pasado año. Sea como sea, Patricia velará por el bienestar de los nazarenos de su tramo.


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