El jerte almeriense se queda sin cerezas

El cambio climático cercena este cotizado fruto que se riega con agua de Sierra Nevada

Cereza de Abrucena, a la venta en un mercado de Almería.
Cereza de Abrucena, a la venta en un mercado de Almería. La Voz
Manuel León
13:42 • 11 jun. 2024

La cereza de Abrucena, una de las delicatessen más apreciadas de la provincia, no atraviesa su mejor momento. El cambio climático y las plagas producidas por el aumento de temperaturas a más metros de altitud está certificando la defunción de ese cultivo tradicional en el conocido como Jerte almeriense.



De los 100.000 kilos que se producían hace una década, se pasó hace un par de campañas a 50.000 y este año no se prevé que se superen los 5.000 kilos. Solo quedan una docena de pequeños productores que han optado por ventas prácticamente familiares. Como cultivadores de un poco más de enjundia solo queda Manuel Lao Ortiz, de los Cayetanos y el del Cortijo Gregorio. En la capital almeriense, son numerosas las fruterías y puestos de mercados donde se vende cereza con origen en Abrucena. “No es posible, no hay tanta cereza ya en nuestra vega para surtir tanta demanda”, explica Manuel Molina, uno de esos pequeños productores que ha tenido que ir dedicándose más a otros cultivos como el del tomate a ver cómo se secan los cerezos por el incremento de las temperaturas. 



La cereza de Abrucena sigue disponiendo de uno de los imputs que le han dado la nombradía que tiene: el agua de sierra Nevada extraída del río Nacimiento con la que se riegan los cerezas y también dispone de la umbría necesaria y, hasta ahora, del contraste necesario de temperatura. Pero el adelanto térmico de la primavera está haciendo que la flor y el fruto no  puedan desarrollarse como hace unas décadas.



“Yo había días que vendía en Almería hasta 80 cajas de seis kilos, pero este año nada de nada, solo un par de caja al Día de Abla”, lamenta Molina. La temprana variedad Burlat, muy cotizada, ha entrado en barrena, apenas se recoge, a lo sumo unos cubos que se llevan los propios peones. Algunos productores como Manuel Lao está probando con otras variedades más resistentes al calor, a ver si dan con la tecla y consiguen que cuaje. 



El alcalde Ismael Gil reconoce que algo hay que hacer para que no se pierda este cultivo que ha dado tantos jornales a la población de Nacimiento.







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