Día de estrenos en la cumbre del PITA

Cajamar inaugura su flamante ciudad financiera que seguirá pilotada por el gallego Baamonde

Dibujo conmemorativo de la nueva sede de los servicios centrales de Cajamar en el PITA.
Dibujo conmemorativo de la nueva sede de los servicios centrales de Cajamar en el PITA. La Voz
Manuel León
23:57 • 16 may. 2024 / actualizado a las 00:05 • 17 may. 2024

Todo funcionó como un reloj suizo gracias a Mercedes. A Mercedes Aranda, me refiero. Lo dijo Baamonde, un gallego de Lugo, que va a sumar 12 años al frente de uno de los hechos diferenciales de Almería: una entidad financiera que es líder en su segmento de negocio, el de las cooperativas de crédito, como somos también líderes mundiales en encimeras de cocina y en verdura que brota como por ensalmo bajo una gabardina de plástico; todo funcionó ayer según lo previsto en un día de estrenos para Cajamar: estreno de una sede  no para el siglo XXI, sino para el XXII, cuyos pasillos son como amplías avenidas, más anchas que la calzada del Paseo de Almería, por donde entra la luz y el cimbreo de los árboles;  y estreno de un nuevo Consejo Rector en el que ha sido confirmado Eduardo Baamonde, un hombre de aspecto sosegado, de aspecto ponderado, que estará acompañado como vicepresidente del velezano José Luis Heredia, que ya lo era, y del huercalense Bartolomé Viúdez. 



Fueron llegando los socios compromisarios, más de doscientos, a ese galeón varado en la montaña del PITA, un centro financiero moderno, a la manera de las grandes corporaciones americanas, con hierba fresca y bancos de madera en la puerta. Allí estaba recibiendo David Uclés  y Pedro Caparrós, que llegaba sin necesidad de coger el coche, como vecino bien avenido de la entidad financiera que ayer se vestía de largo; allí estaban también con el poso del pasado legendario de Cajamar dos de sus expresidentes, Juan la Cruz Cárdenas y Antonio Pérez Lao y directivos de empresas como Francisco Belmonte, Juan Cano, José Martínez Portero, Antonio Cantón, Antonio Bretones o José Luis Sebastián. Los números de Cajamar apabullan: más de 1,7 millones de socios, más de 5.000 empleados, más de mil oficinas, referente de la financiación agraria y de la presencia rural para seguir portando con veracidad su apellido desde que todo empezara en una oficinilla de Méndez Núñez; allí estaban directivos, empleados, socios, clientes, en la flamante ciudad financiera, en esa nueva montaña mágica que es un canto a la modernidad, con oficinas, restaurante, guardería, gimnasio, comercios y auditorio. Un Silicon Valley a la almeriense. 









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