Una firma de Las Rozas compra el parking de la antigua bodega El Patio

Adquiere el aparcamiento de la calle Real en un lote de subastas del Banco Santander

El aparcamiento de la calle Real ha estado cerrado varios años.
El aparcamiento de la calle Real ha estado cerrado varios años.
Manuel León
23:59 • 23 oct. 2023

El edificio de aparcamiento que se coronó hace una década sobre los cimientos de la histórica Bodega El Patio, en la calle Real ha sido adquirido en subasta por una empresa con sede social en el municipio madrileño de Las Rozas. El inmueble pertenecía al Banco Santander que lo ha enajenado dentro de un lote repartido por toda España.  La nueva firma propietaria está ya trabajando en el interior del inmueble para acondicionarlo tras varios años sin actividad y reinaugurarlo en breve dando servicio al centro de la ciudad.



A pesar de la escasez de plazas de párking en esa zona del centro de la ciudad, la empresa propietaria no fue capaz de mantener este negocio en explotación y, tras acumular deudas, pasó a manos del Banco de la familia Botín que lo comercializó a través de su inmobiliaria Altamira Inmuebles.



Se trata de un edificio de 143 aparcamientos en cuatro plantas, dos de ellas sótanos, en una planta, según el catastro, de 630 metros y una superficie construida de 3.770 metros. Las obras finalizaron por parte de la empresa constructora Jarquil en 2012 para el promotor Manuel Benítez Ruano, de  Promo Urbanitec. Antes, hubo que solventar la demolición de la vieja bodega, la excavación de los sótanos que alcanzó el nivel freático provocando inundación de agua de mar.



Durante los años que operó este parking se descongestionó el tráfico de la zona, a pesar de que más arriba, en las cuatro calles hay otra zona de aparcamientos. También opera en la calle Real un aparcamiento de Telpark, la empresa que gestiona los parquímetros en la ciudad, que también tiene en arriendo el parking de Oliveros.



La Bodega El Patio, junto a la antigua Posada del Mar, cerró sus puertas  en 2007 y unos meses más tarde las máquinas empezaron a derribar sus históricas paredes que, aún datando del siglo XVIII, no estaban protegidas en el Catálogo de Patrimonio Histórico Municipal.







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