La campaña agrícola se cierra con el mejor resultado de los diez últimos años

Ingresos y precios medios de récord pero un ejercicio marcado por la subida de los costes

Luis Miguel Fernández y Juan Carlos Pérez Mesa presentaron el balance
Luis Miguel Fernández y Juan Carlos Pérez Mesa presentaron el balance La Voz
Antonio Fernández
23:54 • 20 jul. 2022

Ni la larga convalecencia de la pandemia provocada por el coronavirus ni la invasión rusa de Ucrania y sus consecuentes repercusiones en la economía, han logrado frenar al sector hortofrutícola almeriense, capaz de nuevo de conseguir un nuevo récord de ingresos por unos productos que gozan de prestigio en los mercados.



Otro de los factores de presumibles consecuencias negativas a la hora de hacer balances, la reducción de la producción y, en consecuencia de los volúmenes del conjunto de los productos agrícolas (un 6 por ciento menos), tampoco ha impedido que los precios medios se hayan incrementado en un 37 por ciento en la última campaña.



En máximos Con todo ello el avance de campaña que ayer presentaba la Asociación de Organizaciones de Frutas y Hortalizas de Almería (Coexphal), recoge que la campaña 2021/2022 ha obtenido un nuevo récord de ingresos, de hecho el mejor resultado de la última década. Sólo la del ejercicio 2016-2017 se acercó a las cifras de este año... sin llegar a superarlas.



El autor del informe y director de la Cátedra Coexphal-UAL, Juan Carlos Pérez Mesa, se atrevía con un análisis que rezuma optimismo al afirmar que ha sido una muy buena campaña “que sería excepcional de no ser por la fuerte subida de los costes de producción”.



Equilibrio
La cuestión es que los ingresos se cuentan en positivo en todas las frutas y hortalizas producidas en la provincia. Todos han mejorado sus datos, con especial  relevancia en el caso del melón y la sandía, que han visto crecer los ingresos en un  110 y un 104 por ciento, respectivamente, o en el del tomate, condenado en los últimos años pero que ha renacido de sus cenizas para mejorar sus datos de ventas  en un 45 por ciento.



Sin embargo no todo es felicidad porque en esta última campaña los costes se han convertido en el mayor lastre para los beneficios de los productores. Cierto que los precios medios han aumentado en un 37 por ciento, pero es que los gastos de una explotación agrícola han crecido en un 26 por ciento. Lo uno por lo otro, aún se puede hablar de aumento de ingresos.



Según el gerente de Coexphal, Luis Miguel Fernández Sierra, esa rémora en forma de costes “ha dificultado convertir de forma desahogada el aumento extraordinario del precio en un mayor beneficio para el conjunto de agricultores”.



Confianza
Una de las buenas noticias que ayer se deslizaron en la presentación del informe de la campaña es que el campo almeriense goza en estos momentos de buena reputación en los mercados internacionales, particularmente en los europeos.


Según Coexphal, la mejor muestra de ello es que loa grandes grupos de la distribución del viejo continente “han vuelto sus ojos hacia Almería, en busca de un producto de calidad y la garantía de suministro que podemos asegurar; eso habla de la buena reputación y del prestigio que genera nuestro modelo, porque permite trabajar en la confianza de que se trata de productos saludables y respetuosos con el modelo de desarrollo sostenible”.


La amenaza
Los nubarrones que se ciernen sobre el sector persisten a causa de la elevación de los costes de producción y a una inflación desbocada que está afectando al conjunto de la economía y al consumo. Según Fernández Sierra, hay un ‘rayo de esperanza’ porque en las últimas semanas se han contenido los precios de las materias primas, como los fertilizantes, los plásticos o las semillas, entre otros.


Más compleja es la situación de los costes energéticos o de los carburantes, “pero tendremos que buscar soluciones, como siempre ha hecho este sector, como la incorporación de las energías renovables a la actividad agrícola”.


La competencia sigue activa, pero en campañas como esta última algunos de ellos se han visto obligados a aflojar tanto por los costes de la energía como por las condiciones climatológicas, casos de Holanda, Bélgica o Francia. En ausencia de esa presión en los mercados Almería saca provecho al ser su modelo menos dependiente de la energía.


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