La agricultura almeriense, considerada la mayor ‘obra colectiva’ de la economía mundial

Un trabajo muestra la alta eficiencia de la agricultura que hace la provincia

Autores y ponentes en la presentación del informe
Autores y ponentes en la presentación del informe
Antonio Fernández
23:49 • 18 may. 2016

La proyección de la agricultura almeriense no ha dejado de crecer en los últimos años, hasta convertirse en una referencia internacional. Y es con análisis de los resultados obtenidos y del modelo utilizado como se ha conseguido llegar a foros internacionales, entre ellos los europeos, que han definido la agricultura almeriense como “la mayor obra colectiva de la economía mundial actual”.




Lo expuso ayer el profesor Emilio Galdeano, autor de un libro sobre la sostenibilidad del modelo almeriense junto a los también profesores de la Universidad de Almería José Ángel Aznar y Juan Carlos Pérez Mesa. El secreto de esa consideración es tratarse de una obra “colectiva”, es decir no realizada por gobiernos, dictadores o grandes corporaciones, sino por la gente, por las miles de familias que han hecho posible el despegue del modelo Almería.




Las tres claves
La sostenibilidad del modelo se apoya en los tres pilares esenciales que, según Galdeano, Aznar y Pérez Mesa, no son otros que el económico, el social y el medioambiental. El primero de ellos es sobradamente conocido en base a los resultados del sector hortofrutícola, que hoy representa el 51 por ciento de la renta per cápita de la provincia, aporta más del 30 por ciento de la facturación total de la horticultura española y es la mayor exportadora agraria.




Y lo hace percibiendo apenas un 1,5 de las subvenciones y ayudas que recibe Andalucía, una región en la que buena parte de la renta de sus agricultores procede de esas ayudas, menos en Almería.




Las familias
Desde el punto de vista social la provincia ha contado con una fuerza motriz estable y sensible, las familias, lo que le ha dado una estabilidad difícil de hallar en otros modelos “porque son capaces de aguantar los momentos de crisis, adaptarse a las circunstancias de los mercados”. Y más allá de eso “procuran un reparto más equitativo de la renta y generan un volumen de empleo, autóctono e inmigrante, también estable y sostenible”.




La tercera ‘pata’ de ese trípode lo supone la sostenibilidad ambiental que supone un consumo de agua muy inferior al resto de modelos, un aporte energético también menor, gracias al sol y al viento que regulan los cultivos, o la posibilidad de cultivar en zonas con tierras pobres que de otra forma permanecerían yermas e improductivas.




Las nuevas fórmulas de control biológico o aplicación de renovables le aportan, además, una dimensión que convierte esta agricultura en la más eficiente del mundo.





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