Don Optimo y Don Pésimo analizan la economía almeriense

Gonzalo Bernardos y Juan Ignacio Crespo coinciden en la necesidad de que Almería cree marca en el Foro de la Cámara de Comercio

Gonzalo Bernardo y Juan Ignacio Crespo.
Gonzalo Bernardo y Juan Ignacio Crespo.
Manuel León
11:24 • 09 mar. 2016

Dos estilistas económicos en boga, dos analistas de bienes y haciendas, dividieron ayer al respetable en la  Avenida del Cabo de Gata. Uno, el televisivo Gonzalo Bernardos, apoyado en la catapulta de una recuperación económica infalible; el otro, el matemático Juan Ignacio Crespo, con el catecismo de la inevitabilidad de una nueva recesión por la caída del precio de las materias primas.




Ambos protagonizaron, ante un aforo expectante por  comprar mensajes frescos sobre economía, una nueva  entrega del Foro Diálogos para el Desarrollo que organiza la Fundación para la Excelencia Empresarial y la Cámara de comercio, con el patrocinio de Cosentino, Cajamar y Solunion. Los dos analistas se fajaron en defender la teoría de la recuperación (Bernardos) y de la recesión (Crespo).




En lo que coincidieron los dos protagonistas es en que el sector turísticos, el agroalimentario, la construcción y la tecnología deben ser los impulsores de la mejora de la economía almeriense.




El analista y consultor económico e inmobiliario, Gonzalo Bernardos, señaló que probablemente España entrará en los próximos cinco años en un ciclo expansivo, donde la coyuntura económica internacional favorecerá al país en gran medida.




Explicó que “esta situación se deriva de la bajada del precio del petróleo y de unos tipos de interés muy reducidos”.
Además,  destacó que el sector de la construcción se está posicionando al alza y el empleo está incrementándose progresivamente, lo que podría situar a la tasa de paro por debajo del 10% en el año 2020.




Bernardos consideró que este contexto puede favorecer a la economía almeriense, “que aún tiene mucho por hacer”. Apunta que no solo puede beneficiarse de la mejora del sector de la construcción, sino también de que España se convierta en un referente del turismo como consecuencia de la crisis de los países del Magreb.




No obstante, destacó que sobre todo la región puede diversificarse hacia la industria agroalimentaria. El discurso de Juan Ignacio Crespo se centró en el contexto internacional y de crisis económica desde la desestabilización de las Bolsas en el segundo semestre del año pasado.




También analizó la situación de flujo de capitales de China y cómo esta puede afectar a todo el sistema financiero internacional y, en concreto, a España si se produce una recesión global.


También intervino el director territorial de Cajamar, Jesús Vargas quien enumeró el sistema productivo, el capital humano y la innovación como eslabones para incrementar la competitividad; el director de Márketing de Cosentino, que enfatizó la importancia de la marca y de crear riqueza sostenible; y Belén Díaz, de Solunion, que consideró que es el momento de aprender y volver a la senda del crecimiento.


Gonzalo Bernardos, el economista mediático que pone orden en el gallinero de La Sexta, el hombre optimista por naturaleza, todo fibra, frente a Juan Ignacio Crespo, flemático, hundido en el sillón que le puso la Cámara en el estrado, resignado a que son las cábalas las que gobiernan la macroeconomía. Y enmedio, Roger Domingo, el moderador que vino a Almería en vuelo directo desde el imperio Planeta.


Y escucha que te escucha, atendiendo al combate dialéctico, casi un centenar de hombres y mujeres de empresa almerienses, los tribunos del PIB provincial, ahítos de píldoras para curar el vértigo que provoca un ebitda negativo, empresarios de las principales comercializadoras agrícolas, de empresas de transporte, de promotoras inmobiliarias, expectantes por escuchar alguna receta, alguna sal de frutas balsámica contra la acidez que provocan los bajos precios agrícolas  o las telarañas en pisos sin vender.


Combate dialético
Combatieron Bernardos y Crespo como finos estilistas de esgrima, cada uno con su método: Bernardos, con los rudimentos de keynes bajo el brazo, con la certeza de una recuperación que nos alegrará al menos cinco años, “si no se hacen las cosas mal”. Arremetiendo contra Merkel, “por haber confundido una crisis de demanda con una de oferta”, desmitificando al gigante chino y dando por segura una nueva fase de ascenso de la construcción, mientras a los presentes se les iluminaba la cara ante el feliz paisaje de Bernardos; a su banda, Crespo, le reprochó la exposición de argumentos de “ama de casa”.


Flemático como un caballero inglés cargado de canas, le conminaba a volver a la realidad, a su realidad: la de la recesión inevitable para el próximo año, “porque cuando caen las materias primas, llega la crisis, ya lo está notando EEUU”.


La economía para este matemático, que encuentra a Dios en los ejes y abcisas, es cíclica, como en  el sueño del Faraón, interpretado por José: “siete años de abundancia, siete de escasez.Y no hay más.


En lo que sí coincidieron, el optimista y el pesimista, como esos dos personajes de las historietas de Escobar, es en que la tasa de paro de Almería- 30%- es horrorosa y que los productores tienen que olvidarse un poco de los precios y preocuparse de crear valor en la cadena, en crear marca. 


Y mientras, los patronos almerienses, como en un pleito con jurado, escuchando posiciones cruzadas sobre lo que se nos viene encima, sin saber a quién comprarle el argumento.



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