La Macarena irrumpe con fuerza en el Miércoles Santo

Apoteósica estación de penitencia, con una Catedral que estaba como nunca

Manuel Morales
22:48 • 28 mar. 2018

Aunque siempre es prudente dejar pasar unos años cuando se producen cambios importantes en nuestra Semana Santa, antes de hacer valoraciones hay que señalar -a la vista de lo que está ocurriendo en las calles de la ciudad- que el denominado ‘tirón’ de La Macarena se está dejando notar en un día que ya es grande pero que está llamado a ser aún más grande con tres reinas en la calle: Merced, Esperanza y Esperanza Macarena.



Solo en la salida y primer tramo del desfile procesional se ha dejado notar el incremento de personas en las aceras y el clamor del público apoyando la decisión de la hermandad de la Plaza de Toros en un recorrido abrumador. Arropando a su hermandad, un barrio echado a la calle.



Mientras las aceras se iban llenando, el interior del templo era un hervidero en el que se ultimaban los detalles del desfile, colocándose cada uno en su lugar mientras el párroco, Antonio Romera, pedía silencio y recordaba que quedaban sólo cinco minutos para salir a la calle. Pronunciando unas profundas palabras acerca del momento de la Sentencia -representado en este paso de misterio- pidió a los costaleros que lo portaran con finura y dulzura.



También se refirió el sacerdote a la Virgen Macarena en una reflexión acerca del gozo de cofrades y devotos cuando la contemplan y de la expresión de su rostro, que sufre porque su hijo va a morir por toda la humanidad. 



Al finalizar su alocución, recordó que por primera vez la hermandad procesionaba en Miércoles Santo, un hecho muy presente entre todos los cofrades que deseaban realizar un gran papel y ganarse un hueco en esta día de la Semana Santa, llamado a ser el más grande.



Al abrirse las puertas de San Ildefonso, Cruz Guía, guardería, nazarenos y una escuadra de la Policía Nacional han comenzado a avanzar lentamente por  Nuestra Señora de las Mercedes, abarrotada. 



El hermano mayor y capataz, Francisco Javier Jiménez, dio los últimos consejos a su cuadrilla antes de rezar una oración e invitó a los costaleros a “disfrutar portando a Jesús de la Sentencia”. Acto seguido, los costaleros se despedían de su Madre Macarena, que se encontraba al lado en ese momento, al grito de “¡guapa, guapa, guapa!” y “¡bonita, bonita y bonita!”, antes de iniciar la maniobra de salida a la calle.



Ya en el umbral, el teniente de alcalde de la capital, Miguel Ángel Castellón, realizó una llamada al paso, como más tarde haría también con La Macarena.


La salida del paso de misterio siempre es dificultosa por las dimensiones del mismo y la estrechez de la calle pero, poco a poco, muy despacio, ganando paso a paso la calle, han salido para iniciar su recorrido por la ciudad.


Mientras el cortejo avanzaba lentamente, de nuevo salían las filas de nazarenos cuyas túnicas eran impregnadas por los auxiliares con perfume. Detrás de ellos, las mantillas en buen número y la presidencia, con presencia del antiguo párroco, Francisco Salazar, y el torero Pepín Jiménez, que desde hace años los acompaña. En el paso de la Sentencia figuraba el consiliario de la Agrupación de Cofradías, José María Fernández.


Llegaba el momento culmen de la salida de La Macarena, con mucha limpieza, saliendo más de la mitad del paso de palio antes de iniciar el giro. Ya estaba todo el cortejo en la calle para hacerse con la noche del Miércoles Santo.


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