El Gran Poder arrastra el Zapillo hacia el centro

El buen tiempo acompaña el desfile procesional de la Cofradía de luto

José Luis Laynez
20:59 • 26 mar. 2018

Ya lo dice el sabio refranero español: "Tras la tempestad, viene la calma". Razón tuvo, una vez más. Lo explicamos apoyándonos en otro refrán: "Tras el sábado ventoso y el domingo lluvioso, llegó el lunes florido y hermoso". Porque si las procesiones de los dos primeros días de la Semana Santa se han visto seriamente dificultadas por el mal tiempo, este Lunes Santo está siendo lo contrario.



Ni tan siquiera en la temida Avenida de Cabo de Gata, en la que tradicionalmente Eolo suele hacerse presente, ha sufrido la procesión contratiempo meteorológico alguno. Tarde primaveral la de este Lunes Santo que está contribuyendo a que la Cofradía de Jesús del Gran Poder esté realizando una gran estación de penitencia. 



La salida
El reciente cambio de horario ha provocado que todas las procesiones de este 2018 estén realizando sus salidas a plena luz del día y el sufrido trabajo de los costaleros para sacar el paso de templos por angostas puertas que fueron diseñadas para que por ellas circularan personas, no tronos, pueda ser admirado y aplaudido por los fieles congregados ante la iglesia. Que a la hora de las salidas procesionales son muchos cientos.



Es el caso de este Lunes Santo. A las siete y cuarto de esta plácida tarde primaveral, el portón de la iglesia de San Pío X del Zapillo se ha abierto para dejar ver la Cruz Guía. Todo el barrio parecía estar apostado ante el templo.



El cortejo formado por unos 125 penitentes de luto riguroso ha ido ganando lentamente la calle Téjar por el portón izquierdo del templo. El tradicional vía crucis de la Cofradía ha salido portado en el hombro de 14 hermanos, sin aplausos ni alharacas impropios para una Cofradía de luto. Ya sólo faltaba Jesús del Gran Poder.



Como es tradicional, la Sagrada Imagen ha salido por el portón derecho de San Pío X entre un sepulcral silencio del cortejo y de los centenares de almerienses congregados ante el templo que es sede canónica de la Cofradía.



Como la Cruz que porta el Gran Poder sobre su hombro no cabe por el portón, una vez que el paso la atraviesa, un costalero sube y le coloca la parte más elevada, el aspa horizontal. Todo ello en el más riguroso silencio, como debe ser en una Cofradía de luto. 




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