¿Qué hace falta para implantar educación sexual en los centros educativos?

La edad media de consumo de porno en hombres es de 14 años y en mujeres de 16 años

Guía de educación afectivo-sexual destinada al colectivo juvenil.
Guía de educación afectivo-sexual destinada al colectivo juvenil. Europa Press
Nazaret García
20:59 • 12 ene. 2022

Por alguna razón, poco fundamentada, para muchos adultos la sexualidad y los adolescentes sigue siendo un cóctel inquietante, y un tabú difícil de exterminar. Los jóvenes se iniciarán en la sexualidad, y no hay razón de peso para arrebatarles el derecho a recibir programas educativos de sexualidad, identidad de género, diversidad sexual, relaciones sexo-afectivas sanas, gestión de emociones y deseos, entre otras muchas. 



La sexualidad es, sin duda, un universo único e irrepetible que tiene cada persona de vivir su cuerpo, su género, su deseo, es decir, "un concepto mucho más amplio que describe a la persona y engloba muchos otros términos, relacionados con la identidad, orientación, expresión y roles de género entre otros aspectos", hace hincapié la psicóloga y sexóloga Amanda Ortiz.



Hablar de sexualidad significa entender que las posibilidad son infinitas. Infinitas formas de ser, de expresarse y de relacionarse. Pero sin una educación afectiva y sexual de calidad, las posibilidades de situaciones negativas aumentan exponencialmente: conductas y prácticas de riesgo, riesgo de transmisión de enfermedades sexuales, embarazos no deseados, relaciones tóxicas, miedos, y un largo etcétera. 



Cuando se habla de educación sexual, hablamos de una enseñanza a través de la cual se trabaja todo lo relacionado con la sexualidad nombrada anteriormente, para así proporcionar las herramientas necesarias para manejar la propia salud sexual de cada uno y una.



Y esta es una de las asignaturas pendientes en España, a pesar de que numerosos colectivos y asociaciones se encargan de impartirla en pequeñas dosis a través de talleres, pero no presumen de la continuidad en el tiempo que requiere este tipo de enseñanza vital. 



"Cada vez son más los centros educativos que se animan, evidencian la necesidad en sus clases y se ven beneficiados de la educación sexual. Cuando acudo a institutos y colegios, he sentido una gran necesidad e interés por parte del alumnado, por conocer su sexualidad y cómo relacionarse. De hecho, en la mayoría de los casos, se trata de dudas que no pueden preguntarles a nadie, dada esta estigmatización social", añade Ortiz.



Sin embargo, es trascendental entender que desmitificar la sexualidad supondría "vivir una sexualidad basada en el conocimiento científico, libres de tabúes y de creencias erróneas, pudiendo así disfrutar plenamente de nuestro placer", explica la profesional en Sexología. 



Pornografía

Y si esta educación afectivo-sexual no está presente dentro del hogar y de la escuela, no puede haber sorpresa si los adolescentes usan internet y la pornografía como vía para adquirir el supuesto conocimiento sobre la 'falsa' sexualidad.


De hecho, según el último estudio elaborado por Europa Press sobre el consumo de porno, la primera vez que los jóvenes encuentran pornografía es a las ocho años debido a la familiaridad que tienen con las tecnologías. Antes de los 13 años, uno de cada cuatro varones empezó a consumir pornografía, mientras que en mujeres la edad media de consumo es a los 16 años. 


Suele ser la forma más común en el que los jóvenes se inician en la sexualidad, a través de la pornografía, por la accesibilidad y la sencillez. Pero el problema es que en este recurso erótico no se trata nada sobre la salud sexual, miedos, placer, consentimiento, gustos, diversidades o rechazos. 


Esto, lo único que genera, son jóvenes con más miedos y abrumados por desinformación, que podría paliarse a través de una educación sexual de calidad impartida en los centros educativos. E incluso para padres y madres, carentes de esta también, para que no tengan que acudir a servicios de sexología externos para ayudar a sus hijos e hijas porque el sistema público no lo facilita. 


No por rechazar educarles y enseñarles de la mano de profesionales evitará que los hijos e hijas cuestionen o prueben. Al contrario, cuanto más se prohíbe mayor es el deseo. Cosificación de la mujer, arraigo a religiones e ideas impuestas, heteronormatividad, mal uso de las tecnologías, mayor exposición a situaciones de riesgo, y un largo etcétera que únicamente perjudican este aspecto tan importante de la vida misma. 


Por eso, la Sexología engloba cientos de temas variados y necesarios. No porque les hablen de diversidad sexual o identidad de género les incitarán a cambiarse de orientación o identidad, ya que cada uno viene con sentimientos y emociones propias, cuales sean, y que necesitan ser trabajadas y entendidas para sentirse libres. Los más jóvenes necesitan tener acceso a esta información para poder valorar las consecuencias de sus acciones en su salud y relaciones sexuales. 


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