Si pasa algo en Feria, ellos están para ayudarte

La Policía Nacional intensifica su presencia durante las fiestas con unidades especializadas

Dos agentes con el perro "Thor" especializado en detección de explosivos, en la entrada del recinto ferial.
Dos agentes con el perro "Thor" especializado en detección de explosivos, en la entrada del recinto ferial.
Rosa Ortiz
01:00 • 24 ago. 2017

Es medianoche y en el acceso principal al recinto ferial, un tránsito incesante de gente entra y sale. En unos minutos, esta periodista cuenta varias decenas de personas, reunidas hoy aquí con un único propósito: divertirse y pasárselo bien. De seguro, cuando den las siete de la mañana y los agentes de UPR (Unidad de Prevención y Reacción) de la Policía Nacional que hay desplegados en la feria de la noche acaben su turno, habrán sido miles. 




De pronto, los ojos entrenados de los policías se detienen en un par de jóvenes. Dos agentes les frenan el paso. Son veinteañeros y van vestidos con bermudas y chanclas. “Tenemos que cachearles”, les dicen. Ellos obedecen con cierta resignación. Dan la espalda a los fotógrafos y periodistas que hoy acompañan a los policías. “No queremos que nos hagáis fotos”, dicen mientras dejan que los agentes les examinen y se vacían los bolsillos para mostrar que van limpios, que no llevan drogas ni tampoco armas. 




“Las broncas con arma blanca es lo que más se da y más se persigue”, dice Paloma Fernández, responsable del Gabinete de Prensa de la Policía Nacional. Las peores horas se dan entre las cinco y las siete de la mañana. “Después de toda la noche bebiendo, muchos van muy borrachos y es fácil que haya peleas”, explica. Pero controlar a los que montan alboroto no es, desde luego, la única labor de la Policía Nacional durante la semana grande. Hasta la noche del miércoles, la Brigada de Seguridad Ciudadana había resuelto cuatro reyertas, detenido a un centenar de personas, requisado seis armas blancas, levantado 47 actas por tenencia ilícita de drogas, consultado los antecedentes de 282 personas e investigado a 56 vehículos en 35 despliegues y 22 controles. Las cifras serán mucho mayores cuando concluya las fiestas. 




“Estamos en nivel cuatro de alerta antiterrorista y lo que importa es la seguridad de todas la personas que vengan al ferial”, apunta Fernández. De ahí que la primera decisión del nuevo Inspector principal de la Comisaría de Policía Nacional, Rafael Madrona, haya sido que, a las unidades de UPR que vigilan la feria, se unan seis coches Zeta que patrullan día y noche la ciudad para intervenir lo más rápidamente posible en caso de que se produzca algún incidente. 
La noche que se realizó este reportaje (la del pasado miércoles), otras dos unidades policiales atendían a los 57 inmigrantes que habían llegado al Puerto tras ser rescatados de una patera por Salvamento Marítimo. 




Seguridad Ciudadana
La Unidad de Seguridad Ciudadana, además, se encarga del refuerzo de los filtros de entrada y salida de pasajeros de la Operación Paso del Estrecho. ‘Thor’, un precioso perro labrador experto en detección de explosivos -hay otro can capaz de rastrear el rastro de personas escondidas en los bajos de los camiones que cruzan desde el norte de África- presta, desde que comenzó el verano, una ayuda inestimable en el control del tráfico de vehículos que entran y salen del  Puerto. El otro día acompañó a los agentes en el patrullaje por el recinto ferial y se convirtió en la estrella de la velada: todos los que se cruzaron con él querían acariciarle o hacerle una foto. 




Durante las fiestas, el dispositivo policial se ha reforzado igualmente con caballería, que patrulla por el centro y que se encarga, también, de vigilar la seguridad en el entorno de la Plaza de Toros. Por la noche, quienes actúan son dos patrullas de UPR que, como hoy, controlan los accesos  al recinto ferial y vigilan que no haya armas de ningún tipo ni se trafique con drogas.




En su recorrido por el ferial, los agentes se cruzan con un joven que camina envuelto en una nube de intenso olor a marihuana. Como si se tratara de un acto reflejo, el chico tira al suelo el porro que se va fumando en cuanto ve a los policías. Demasiado tarde. Le acaban de pillar ‘in fraganti’. La tontería le cuesta una sanción administrativa y 600 euros de multa. “Estamos aquí para vigilar que no se cometan delitos, pero también para ayudar. Que si pasa algo, la gente sepa que nosotros siempre estamos ahí”. 





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