Música perdida en el IES Alhadra: reflexiones sobre su enseñanza

Carmen Bertos e Isabel Santander, profesora y alumna activas en la música, comparten ideas

Alumnos durante una clase de Música en el IES Alhadra.
Alumnos durante una clase de Música en el IES Alhadra.
Isabel Santander
14:25 • 20 oct. 2016

¿Música, a quién no le gusta? Es raro el compañero o compañera que no la escuche a todas horas. La música llena los corazones, y lo hace de una manera especialmente intensa ahora que estamos en el instituto. Somos felices cuando alguno de nuestros profes enrollados nos deja escucharla mientras trabajamos su asignatura. Siempre hay una canción tan especial que la mayoría de la clase empieza a marcar el ritmo y se deja llevar.




Pero, curiosamente, pese a lo que nos encanta, pocos se plantean formar parte del mundo de la música, supongo que la mayoría ve inalcanzable hacer un tema o cantar o tocar así de bien.




En nuestro instituto imparte la asignatura la profesora Maria del Carmen Bertos, que se lamenta de la falta de interés del alumnado, pese al enorme talento que demuestran tener para la música. Ella sabe de lo que habla, porque toca dos instrumentos, guitarra y violonchelo, y la música ha estado presente en su vida desde los ocho años. Incluso cuando se licenció en Matemáticas no dejó de cursar sus estudios de música. Si no se profundiza en esas cualidades que muchos de ellos tienen, se perderán por el camino posibles músicos del futuro.




Tal vez lo que ocurre en nuestro instituto sea reflejo de lo que pasa en nuestra ciudad y lo que hacen nuestros mayores. Nuestra ciudad está atrasada respecto al resto de Andalucía en el tema cultural, como se puede comprobar en la falta de Conservatorios de música y danza dignos. Y nuestros mayores han estado aguantando esta situación sin rebelarse. Parece que ahora eso está cambiando, y que los músicos y aspirantes a serlo algún día han unido sus fuerzas a los bailarines y aspirantes a bailarines, para solucionar de una vez las cosas.




Ojalá en el instituto fuera igual. Rebelarnos por la música perdida. La que nos falta y no tenemos. Si tanto talento por metro cuadrado se aprovechara…pero claro, para que la gente joven en el instituto decidieran desarrollar su talento musical, deberían tener recursos alrededor. ¿Y si comenzáramos por tener más tiempo de música en esta etapa? Tal vez solucionáramos de un plumazo otros problemas de convivencia y comportamiento en general en las aulas, ya se sabe que la música amansa a las fieras y colabora al desarrollo intelectual y que quien sabe escuchar se hace mejor ciudadano: según Shakespeare, El hombre a quien no conmueve el acorde de los sonidos armoniosos, es capaz de toda clase de estratagemas y depravaciones ¿A qué estamos esperando?







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