El 85% de los adolescentes obesos, sufrirá obesidad toda su vida

El Colegio de Médicos acoge una jornada para señalar claves de prevención entre población infantil

El ejercicio físico es fundamental frente a la obesidad.
El ejercicio físico es fundamental frente a la obesidad.
María Medina
01:00 • 09 dic. 2015

Detectar la obesidad infantil en el hogar y concienciar a los padres de que es un problema son dos de los objetivos que persigue la jornada que el pediatra Bruno Nievas impartirá en enero en el Colegio de Médicos bajo el título Prevención de la obesidad infantil en la consulta de Atención Primaria. Conocer las claves para prevenir el sobrepeso en la edad infantil es fundamental porque "el 85% de los adolescentes con obesidad, será obeso crónico el resto de su vida", alerta este facultativo.




La jornada, dirigida fundamentalmente a médicos de familia, pediatras y otros sanitarios con los que los niños están más en contacto, busca sensibilizar sobre un problema que muchos padres no son capaces de identificar.




Dónde se falla
"Considero un insulto decir a unos padres, qué tienen que dar de comer a sus hijos", previene Nievas, que entiende, no obstante, la importancia de hacer ver que existe un problema.




“Cuando los padres lo ven y están de acuerdo en atajarlo, el sanitario tiene que orientarles, pero sólo ellos sabrán dónde se falla en casa”.  Cierto es que en muchas ocasiones, es el sedentarismo el que está detrás de un problema de sobrepeso, primero, y obesidad, después.




Y es que de nada o de poco serviría prohibir, por ejemplo, el chocolate o un bollo a un niño. Lo fundamental es saber que no hay que comer más de lo que después se va a gastar con ejercicio. En el 99% de los casos, la obesidad procede de un exceso de ingesta.




Nada de dietas
Bruno Nievas no aconseja, de hecho, dietas en edades infantiles. Salvo casos muy concretos, no las considera adecuadas. “A los niños hay que enseñarles hábitos saludables, no que pueden atiborrarse, vivir sedentariamente y después, con una dieta, solventar el problema. Eso no será nunca la solución”, indica.




Apunta, además, cómo una vez identificado el problema, y con una motivación mínima, solucionarlo se convierte en algo “bastante sencillo”, sobre todo en niños de entre 8 y 12 años que están en la prepubertad y darán el estirón en breve.




Resultado “espectacular”
“A poco que se mejoren los hábitos alimenticios y los niños se muevan, las mejorías son espectaculares”, insiste este pediatra que hace hincapié en buscar la complicidad de los padres que, por norma general, ofrecen unos menús bastante adecuados a sus  hijos. El problema, suele estar en la “falta de equilibrio” entre la ingesta y el gasto.


Y si los padres son capaces de ver el problema, los niños también, dice este pediatra, que explica cómo los propios niños y también adolescentes, saben que no se encuentran bien.


Los problemas de sobrepeso y obesidad, que se convierten en una patología que acarrea otros problemas de salud a partir de la adolescencia, acostumbran a originarse a edades más tempranas cuando los padres se quejan de que el niño no come. “Hay padres que, desesperados, acaban por ofrecer a sus hijos, cualquier cosa y a cualquier hora”. Entre los 2 y los 5 años, la comida “no puede convertirse en una pelea”. Sobre todo, cuando entre los 6 y los 8, se producirá un rebote y los niños se pondrán algo más gorditos. “Es el momento de la prepubertad y necesitan más grasa hasta que comienza el desarrollo”, confirman los expertos.


Ahora bien, hay que prestar especial atención a los adolescentes con sobrepeso. A partir de ahí, no caben las bromas y conviene que los padres conozcan unas pautas claras y sencillas que, adaptadas a cada caso, permitan reeducar a los jóvenes y evitar graves problemas asociados a ese peso de más.


Educar en salud
Educar en salud es, por tanto, fundamental, insiste Nievas, que, además de alertar sobre las consecuencias negativas de la obesidad en términos de salud, apunta al coste económico de una patología que arrastra otras, implica un importante gasto farmacológico y otro derivado de las bajas laborales por enfermedad. De ahí, la importancia de  invertir ahora en la salud de los más pequeños, apunta.



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