Las mejores notas de Selectividad de Almería viven en el mismo barrio

Jesús, Marina y Jorge han estudiado en los colegios Saladares y Portocarrero de Aguadulce

Los tres mejores en la Selectividado,
Los tres mejores en la Selectividado,
Marta Rubí
11:48 • 25 jun. 2014

Se examinaron en el mismo centro, comparten métodos de estudio y hasta se conocían entre ellos. Los dos chicos incluso han estudiado juntos desde Primaria en el colegio Saladares. Los tres alumnos con mejores calificaciones en el examen de Selectividad de toda la provincia son vecinos de Aguadulce y han estudiado en centros de la localidad.




El primero de ellos es Jesús Sánchez César, estudiante del CDP Saladares. Obtuvo un 9,9 de media y, junto con sus dos 10 en Bachillerato, llega a la Universidad con un impresionante 9,7 en su currículum. Marina Berbel, del CDP Portocarrero y que también llegaba con 10, sacó un 9,875; cinco milésimas por encima de Jorge Khouri, de nuevo de Saladares, que tenía 9,9 en 1º de Bachillerato y 10 en 2º.




Nerviosos Y a pesar de los antecedentes, aseguran los tres que afrontaron la prueba “con muchísimos nervios” y una increíble inseguridad. “El primer día tuvo que acompañarme mi madre, iba casi mareado”, confiesa Jesús. La razón era el examen de Lengua, al que el estudiante más brillante de la provincia tenía cierto respeto: “Después de ver que había salido bien, me relajé. Y el resto de días fui solo”.




Y es que los tres chicos viven a poca distancia del IES Aguadulce, donde les correspondía examinarse. “Allí sobre todo lo que pasamos fue mucho calor”, recuerdan, “y un ambiente tenso”. “Algunos entregaban el examen pocos minutos después de empezar”, se sorprende Marina Berbel; “o te miraban mal si pedías más folios para seguir escribiendo”, comenta por su parte Jorge.




Él descubrió que la Selectividad es “un examen como cualquier otro”. E incluso más fácil ya que, siendo el único de los tres que ha estudiado Letras, “daba tiempo a completarlo y en Bachillerato siempre me faltaba”.  




Marina iba con cierta presión para el examen de Física: “Es mi asignatura favorita y estuve en la fase nacional de la Olimpiada, donde quedé tercera, así que había muchas expectativas y, quizá por eso, fue el que peor me salió. También tenía cierto miedo con Lengua, por aquello de que era el primero”.




Al oirles explicar su experiencia, queda patente que los tres son meticulosos y muy organizados. “Es muy importante hacerse un plan de estudio, aunque luego haya que ir reajustándolo todo el tiempo”, dice rotunda Marina; “¿y la satisfacción que da ir cumpliendo los objetivos...?”, añade rápido Jorge. Y aunque Jesús y él han estado siempre en la misma clase y son prácticamente vecinos, no han llegado a estudiar juntos. “Sería una locura porque yo me paseo sin parar”, confiesa Jesús; “y yo me siento en posición buda y arrastro la silla de ruedas”, dice Jorge entre risas.




Marina, en cambio, a la que también conocen los chicos “del barrio y de amigos comunes”, es más de “hincar codos, literalmente”.


Para los tres ha tenido una gran importancia el hábito de estudio y esfuerzo fomentado por sus colegios. “Nuestro tutor, don Mariano, nos decía que Bachillerato nos costaría sangre, sudor y lágrimas, y eso nos alentaba”, mantiene Jesús. “Yo creo que en el colegio hay un microclima que te empuja a estudiar, sin forzarlo”, lanza su compañero. Marina, que cursó Primaria en el CEIP Sáinz Sanz antes de pasar al Portocarrero, alude, cómo no, a su ‘profe’ de Física y tutor, Isidro Sánchez, además del resto de docentes “que han conseguido que tuviera más


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