Dos años por abusar de una joven a la que conocía desde la infancia

El condenado tenía una confianza de años con la familia de la menor, hasta la cuidaba de niña

Entrada a la Sala del Jurado de la Audiencia Provincial.
Entrada a la Sala del Jurado de la Audiencia Provincial. La Voz
Víctor Navarro
22:02 • 29 abr. 2024 / actualizado a las 22:33 • 29 abr. 2024

Una relación de confianza construida a lo largo de los años se hace añicos por un delito de abuso sexual llevado a cabo contra una menor de edad. Este es el resumen del lamentable capítulo vital que tuvo que sufrir una joven almeriense que, ajena a cualquier indicio que pusiera en peligro su libertad sexual por la confianza que mantenía con un hombre que, en actitud libidinosa, accedería a su cuerpo, teniendo esta 16 años. Este caso es un ejemplo de la vulnerabilidad de los menores frente a posibles agresiones.



Como consecuencia de este suceso, el magistrado presidente de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería, Luis Miguel Columna condenaba como culpable a J.M. R. C. a una pena de  2 años de prisión por un delito de abuso sexual previsto en el artículo 182.1 y 2 del CP.



Esta pena de dos años de prisión a la que, además se le añade la prohibición de acercarse a la joven  o a su domicilio a menos 500 metros por un periodo de 5 años, así como el veto de comunicarse con ella menor y ejercer cualquier tipo de profesión que conlleve un contacto regular y directo con menores de edad, por un periodo de 8 años, fue aceptada de conformidad por las partes de la acusación y la defensa, así como por el Ministerio Público y el hombre juzgado, que mostró su conformidad antes de iniciarse la práctica de la pruebas.



De acuerdo con los hechos juzgados por la Sección Tercera de la Audiencia Provincia, sitúa a la menor  el pasado 21 o 22 de febrero a las 11:50 horas dirigiéndose hacia el domicilio del acusado, un hombre de 67 años, vecino de la familia de la adolescente almeriense. Tras invitarla a entrar para compartir un desayuno, ambos se sentarían en un sofá del salón. Fue en este momento cuando el hombre inició una serie de tocamientos en las piernas de la chica, así como caricias en sus senos, que concluyó, según consta en la sentencia, en acto de sexo oral “llegando a introducir la lengua” en la vagina de la menor.



El hombre condenado gozaba de la confianza de la familia de la chica desde hace varios años, conociendo a la joven y a su hermana desde la infancia. Según consta, tal era el grado de contacto que mantenía con la familia de la adolescente que se hacía cargo de las menores cuando sus padres trabajaban.






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