El hombre acusado de apuñalar a su exsuegra dejó un rastro de pistas grabadas

La pulsera GPS que portaba el hombre lo situó en un club de alterne tras el crimen

Fachada de la Audiencia Provincial.
Fachada de la Audiencia Provincial. La Voz
Víctor Navarro
15:01 • 05 mar. 2024

Este martes por la mañana ha continuado el proceso con jurado contra un hombre acusado de apuñalar a su exsuegra y haber matado al hermano de ésta en su domicilio de Roquetas de Mar. La solicitud de la fiscalía busca una condena de 45 años de prisión para el imputado, quien también enfrenta cargos por robo de joyas y dinero en la escena del crimen.



Durante la primera sesión dirigida por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial desde el pasado lunes, el acusado sostuvo ante no recordar nada de los eventos ocurridos el día 3 de enero de 2021, ya que se "encontraba muy borracho".



La víctima relataría en su testimonio que pudo ver sobresalir de la cintura del acusado el mango de un cuchillo mientras este se dirigía al dormitorio de la mujer. La mujer que siguió los pasos del presunto autor de los hechos, relató que fue en esta estancia cuando recibió el impacto de la estocada. En ese momento perdería el conocimiento, pero pudo pulsar el botón de teleasistencia y activar el servició que grabó lo ocurrido en la vivienda.



La expareja del acusado, junto con dos Guardias Civiles encontraron a la mujer herida y al hermano fallecido sentado en un sillón, así como a una mujer en situación de dependencia identificada como la hija de la víctima apuñalada.



Sobre el hombre caía una orden de alejamiento de su expareja y portaba una pulsera de seguimiento telemático para su vigilancia. Cuando la víctima relató a su hija que el hombre acudió a la casa "con un cuchillo",  los agentes activaron el sistema Cometa que pondría en aviso a la Guardia Civil que, tras iniciar la investigación, encontró al acusado en el Club Candela, situado en la calle La Venta, en una de sus habitaciones con una trabajadora del establecimiento.



El sistema Cometa fue clave en la investigación



La segunda sesión del juicio se ha centrado en el hallazgo y posterior detención del hombre en el Club Candela de Roquetas de Mar. Una decena de agentes y Guardia Civiles que actuaron en el operativo han narrado ante el tribunal como se desarrolló la jornada, y como el sistema Cometa fue un elemento clave para localización del hombre. De acuerdo con los testimonios de los agentes del Instituto Armado que llegaron al domicilio, cuando éstos accedieron a la vivienda junto con la expareja del acusado, encontraron a un hombre desplomado sobre un sofá y a una mujer gritando "lo ha matado, lo ha matado". Los agentes llamaron al Centro Cometa para informar sobre el hecho y pedir información sobre la situación de vigilancia del acusado.



La Acusación se interesó repetidas veces sobre el estado de consciencia de la víctima herida, la distribución del domicilio y los posibles obstáculos desde el lugar donde se encontró el cuerpo hasta la cocina. Estos datos resultan importantes ya que, diez días después de haberse sucedido el crimen, la expareja del hombre encontró un cuchillo en uno de los senos del fregadero de la cocina, mientras la mujer herida, aún se encontraba hospitalizada. "La mujer estaba bastante mal, y no la tocamos" explicaría uno de los guardias civiles que acudieron al domicilio.


Los testimonios describieron una casa pequeña con una cocina de difícil acceso y un taca-taca. "Tuve que hacer las fotografías de la inspección ocular desde fuera de la cocina", comentó uno de los agentes de la policía judicial que documentó el domicilio.


Preocupación por una tercera víctima

"Aquella noche recibimos avisos de dos homicidios" explicaba en su testimonio el que fuera capitán de la Guardia Civil en Roquetas de Mar en esos días, y uno de los agentes que detuvieron al hombre dentro del Club Candela. "Lo redujimos entre tres personas. Al estar con una chica pensábamos que podía haber una tercera víctima".


Esta detención se produjo tras rastrear la pulsera GPS que portaba el acusado. El dispositivo de seguimiento dejó de emitir su señal en la calle de La Venta, vía donde se encuentra el local. "Dedujimos que se encontraba dentro" explicó uno de los guardias civiles que detuvo al hombre. Los agentes encontraron en la habitación varias rayas de una sustancia blanca, una caja de caudales y la pulsera GPS dentro de la cisterna del WC.


Asimismo, las grabaciones del sistema de teleasistencia ayudaron a los agentes a corroborar la versión de la víctima herida. El sargento de la Policía Judicial de Almería que actuó como instructor del atestado ha explicado que en las grabaciones a través del servicio de teleasistencia se pueden "escuchar los gritos de fondo de la mujer en el momento en el que se inicia la grabación, toda vez que el acusado habría sido el encargado de hablar con la teleoperadora, a la que habría referido que la llamada se había hecho "por error" toda vez que, mientras tanto, la víctima solicitaba auxilio a gritos.


"De fondo se escuchaba ´llama a la policía, me he muerto´", ha detallado el agente, quien ha apuntado que tras haber colgado, la teleoperadora hizo una segunda llamada en la que pidió al interlocutor hablar con su usuaria, a lo que este, quien se habría llegado a identificar como el "yerno" de la víctima y por su propio nombre, volvió a insistirle en que no pasaba nada, con evasivas como que la mujer se encontraba en el baño y que llamaría más tarde. El instructor del atestado también ha indicado que el hombre fue captado por las cámaras de seguridad portando una riñonera y la caja de caudales que fue reconocida por la hija de la víctima.


Aunque la pulsera de vigilancia dejó de emitir señal, el hombre fue dejando su rastro grabados en diferentes cámaras, ya que, no sólo los dispositivos de teleasistencia lo filmaron, también las cámaras del garaje del inmueble, así como las del local del alterne. Los agentes han declarado que en el momento de la detención, el hombre se encontraba en un estado "tranquilo", como si la cosa no fuera con él. No obstante, el policía que interrogó a la chica que estaba con él en la habitación, explicó al agente, que el hombre miraba a la calle a través de la ventana del cuarto, cada vez que se escuchaba una sirena.


La vista oral continuará mañana con las pruebas testificales de los forenses.


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