La arquitectura y el urbanismo almeriense durante el franquismo

Amigos de la Alcazaba analiza la obra arquitectónica de la dictadura

Puerta Purchena.
Puerta Purchena. La Voz
La Voz
20:23 • 03 feb. 2024

Había una enorme expectación por este nuevo ciclo que organiza Amigos de la Alcazaba y se notó en la primera sesión, con el salón del Museo de la Guitarra completamente abarrotado de público.



La presidenta de Amigos de la Alcazaba, María Teresa Pérez, recordaba en la presentación que “la Asociación cumple este año veinte años de vida y los cumplimos haciendo lo que hemos hecho siempre, haciendo gala de nuestras tres ‘letras D’ que también se reúnen en este ciclo: la difusión de nuestra historia, la defensa de nuestras identidades culturales y patrimoniales y el disfrute que supone conocer y comprobar de primera mano nuestro patrimonio”. Y añadió que “hay un gran interés por conocer nuestro pasado reciente para comprender nuestro presente, de analizar este periodo que, a la postre, sigue teniendo consecuencias en la ciudad en la que vivimos, de ver las enormes trasformaciones que se han sucedido en las últimas décadas, de plantear si aquella herencia arquitectónica franquista y sus símbolos deben o no ser conservados como otra etapa más de una historia”.



Todos estos objetivos son los que se plantean en este ciclo “De la posguerra al desarrollismo. Arquitectura y Urbanismo en Almería (1939-1975)”, a través de cuatro conferencias y dos itinerarios, y la participación de los especialistas más prestigiosos.



La ruta



En la primera conferencia, del doctor en historia del arte, Alfonso Ruiz, se abordó cómo Almería tuvo que hacer frente al final de la guerra a graves problemas, no sólo socioeconómicos, sino también demográficos y de vivienda, debido que se puso fin ciclo exportador de la minería. Además, la población aumentó de 52.000 habitantes en 1930 a los 69.200 de 1940, lo que ocasionó un grave problema de vivienda, con 18.200 personas viviendo todavía en unas 2.500 cuevas.



“Se realiza entonces una campaña de imagen para vender la idea de una “reconstrucción”, física y moral. Pero “este slogan era pura propaganda del Régimen”, apuntó Ruiz, “que desembocó con la visita de Franco el 9 de mayo de 1943, que contó una escenografía propagandística, y “la adopción de Almería” por el dictador, un símbolo de autoritarismo y paternalismo del Régimen,”.



Hay varios barrios donde se pone en marcha los valores arquitectónicos del Régimen: Como Regiones Devastadas, que se diseña con estructuras que destacan rasgos de ruralización y los valores del “sufrido y conservador campesino de la España rural que apoyó a Franco frente al caos de la ciudad industrial izquierdista”. La propia iglesia de San Isidro Labrador es un buen ejemplo, desde el nombre hasta sus propias características.



También se analizó la Barriada de San Roque de 1945, donde se opta por bloques de pisos para la disminución de costes y aprovechamiento solar, aunque esconde “la demagogia de entregar viviendas para la clase media, no para los más necesitados”, y también el pragmatismo de los años cincuenta con las viviendas sindicales y la zona de la Plaza de Toros, donde se hicieron 304 viviendas para las 3.000 solicitudes que había. Otro tanto es lo que ocurre con la “ciudad utópica” de Ciudad Jardín.


También abordó la arquitectura pública representativa, basada en el autoritarismo, que minimiza al individuo, como la Subdelegación del Gobierno o la Delegación de Hacienda o, incluso, la fachada del Estadio de la Falange, “que nos recuerda la arquitectura nazi”. Todo ello convive con una arquitectura vanguardista y racionalista, como la Estación de Autobuses o el edificio de la actual Biblioteca José María Artero. Finalmente, analizó la vivienda privada, en la que se daban las mismas circunstancias de convivencia de una arquitectura historicista con otra de carácter más racionalista.


Conferencias

La segunda conferencia fue del Juan Díaz, ex arquitecto municipal del Ayuntamiento de Almería y que formó parte de un grupo de especialistas que a finales de los años setenta intentó frenar, sin éxito, la deriva destructiva de la ciudad. Partiendo del plano de alineación de Trinidad Cuartara de 1891 y del primer Plan General de Ordenación Urbana de Prieto Moreno en 1950, Díaz fue estableciendo ejemplos del desarrollo de la ciudad, primero en esas prolongaciones del Paseo y desviaciones hacia la Rambla. “Moreno planteó cinco zonas de diferente tipología, con un desarrollo razonable en la rambla y a la izquierda del centro histórico y la prolongación hacia la plaza de toros, el polígono de lo que ahora es Oliveros o Ciudad Jardín”. Además, destacó que “toda la zona del Paseo Marítimo, desde la línea de costa hasta la Avenida


Cabo de Gata, se proyectaba como zona verde ¿Qué pasó? Que se produjo el primer incumplimiento urbanístico importante de nuestra ciudad, en favor de los intereses particulares y especulativos sobre el interés público, al concederse dos licencias de obras para urbanizar Villa García y El Zapillo”.


El viaje siguió desarrollándose con el plano de 1956, donde ya estaban construidas Ciudad Jardín y Oliveros, el de 1970, donde ya se ha perdido toda la zona verde planteada. Así se llegó a un crecimiento vertical desmedido, “hechos sin equipamientos, sin servicios, sin zonas verdes, autorizando alturas de hasta 10 pisos, sin tener en cuenta tampoco los anchos de la calle, llegando incluso a imposibilitar la movilidad o que llegue la luz solar a las viviendas del otro lado de la calle”. Aunque Almería tuvo la oportunidad de dar el salto de la Rambla y expandirse con un ensanche hacia el este, la especulación se cebó en el centro histórico de la ciudad, contribuyendo a la destrucción de patrimonio, su arquitectura tradicional y su fisonomía de “ciudad horizontal”


Díaz desarrolló un recorrido casi calle a calle, apuntando a esa destrucción de la vivienda tradicional almeriense en favor de la desmedida verticalidad. “Algo que no acabó con el franquismo, sino que llega hasta hoy, como ocurre con el antiguo l edificio de Correos en el Paseo, donde está permitido hasta cuatro plantas pero se anuncia que se harán cinco, o en antiguo Bar Puerto Rico, en Obispo Orberá, junto al Mercado Central, futuro edificio de la Cruz Roja, que pasará de dos a seis plantas”.


Próximas citas del ciclo

La segunda sesión de conferencias será el jueves, 8 de febrero, de nuevo en el Museo de la Guitarra y con el mismo horario. La primera a las 18.00 horas sobre ‘Los pueblos de colonización, por el arquitecto Pablo García


Pellicer, y la segunda, a las 19.00 horas, con ‘La ley de Memoria Democrática y su aplicación en la ciudad de Almería. Placas, símbolos y calles’, por el historiador de la UAL Óscar Rodríguez Barreira, lo que permitirá abordar las consecuencias que tendrá la aplicación de la Ley de Memoria Democrática en Almería. “Es un aspecto de enorme actualidad al estarse desarrollando los trabajos de una comisión de expertos creada por el Ayuntamiento de Almería a tal efecto”, destacan desde Amigos de la Alcazaba.


Las conferencias se verán completadas por sendos itinerarios, que serán los sábados 3 y 17 de febrero. Estas visitas precisan de inscripción previa, que se realizarán los días de las conferencias. El sábado 3 Alfonso Ruiz y Juan Díaz harán un recorrido urbano, de 9.00 a 12.30 horas bajo el título de ‘Almería: de la ciudad horizontal a la crisis del desarrollismo’. El sábado, 17 de febrero, con salida a las 9.00 horas y finalización a las 18.00 horas, incluyendo almuerzo, será ‘De la tradición a la vanguardia en la arquitectura almeriense’. Un recorrido por Ciudad Jardín, la Universidad Laboral y los pueblos de colonización Atochares y El Solanillo que será guiado por Alfonso Ruiz, Miguel Centellas Soler (arquitecto) y Pablo García Pellicer.



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