El aluvión de chapuzas que salpica al Ayuntamiento

La obra del aparcamiento de la calle Arráez ha dejado secuelas por dentro y por fuera

Fachadas de las casas de la calle trasera afectadas por las obras del parking, trabajos que han quedado sin terminar.
Fachadas de las casas de la calle trasera afectadas por las obras del parking, trabajos que han quedado sin terminar.
Eduardo de Vicente
21:25 • 13 ene. 2024

El aparcamiento proyectado por la empresa municipal Almería Siglo XXI en la calle Arráez ha dejado secuelas por dentro y por fuera. En el exterior la obra ha afectado a varios vecinos, sobre todo en la calle del Milagro, justo detrás del parking, que han visto como sus fachadas han quedado gravemente perjudicadas por los goterones de hormigón que han dejado las paredes exteriores de sus viviendas hechas un cristo. Los rastros del hormigón afectan también a una vivienda de la calle Arráez, enfrente del aparcamiento, que presenta un estado lamentable. Varios meses después de que la constructora diera por terminados los trabajos, nadie se ha hecho cargo de limpiar y pintar las deterioradas fachadas de estos vecinos que han pasado a formar parte del grupo de damnificados por esta gran chapuza que tiene también en pie de guerra a los propietarios de las plazas del garaje. 



Cuando los propietarios se personaron en el edificio para ver el resultado de las obras en las que habían hecho una considerable inversión, se encontraron con la sorpresa de que la empresa constructora había dejado el trabajo sin terminar, con el enladrillado a la vista y los trasteros en bruto, a pesar de que se les había informado que contarían con acabados cerámicos. Cualquiera que se dé una vuelta por el parking se lleva la impresión de que los responsables de la obra han salido corriendo, que estaban locos por terminar, que se les echaba el tiempo encima y no se detuvieron en los que tal vez ellos consideraron detalles, pero que son una clara muestra de una auténtica chapuza que firmarían los míticos Pepe Gotera y Otilio.



Resulta sorprendente que María del Mar Vázquez, alcaldesa de Almería, no reparara en estos ‘detalles’ cuando hace poco más de un mes visitó personalmente el aparcamiento de la calle Arráez. Lo más grave no es que su mirada pasara por alto el pegote que asomaba en las paredes, sino que en unas declaraciones vino a decir, mostrándose orgullosa, que en la obra del parking se había cuidado el detalle. 



Estos percances se unen a la tromba de chapuzas que han tenido que soportar muchos vecinos con las obras públicas que se han realizado en los últimos años. Todavía está fresco el recuerdo de los trabajos realizados en la remodelación de la Plaza de Cepero y en el entorno de la Almedina, donde se levantó el piso de todas las calles. Los trabajos estuvieron marcados por los continuos incidentes: a una vecina de la calle Molino Cepero le destrozaron tres veces la toma de agua, mientras que la fuente que construyeron en la plaza tuvieron que hacerla dos veces porque se habían equivocado en el primer proyecto. Algunas fachadas del barrio conservan aún las huellas de estos trabajos sin que la empresa constructora haya dado la cara para adecentarlas y sin que ningún responsable del Ayuntamiento se diera una vuelta para comprobar si todo el mundo había salido contento.



En esta lista de chapuzas hay que incluir también la pésima gestión de la concejalía de Urbanismo en el proyecto de remodelación de la manzana de la calle Hércules, que pasaba por la expropiación de todas sus viviendas, entre ellas la del célebre edificio de la subida a la Alcazaba que afeaba una de las arterias principales del casco histórico. Esta mala gestión ha dejado el proyecto estancado varios años porque no se empezó la casa por los cimientos, porque antes de ponerse a tapiar viviendas había que haberse sentado en una mesa con cada vecino y escuchar la realidad de cada uno de ellos derrochando esa dosis de sensibilidad que tanto se echa en falta a veces en los asuntos institucionales. Dos años después de que las autoridades dijeran que el asunto era cuestión de pocos meses, el proyecto sigue varado y el mastodonte de hormigón de la subida a la Alcazaba sigue en pie, medio destrozado y chamuscado, mostrándole a los turistas que nos visitan las miserias que tanto nos perjudican.






Temas relacionados

para ti

en destaque