Una almeriense denuncia el trato recibido en un crucero al dar positivo en covid

La viajera asegura que la mantuvieron aislada pese a llevar dos días dando negativo en los test

Imágenes remitidas por María José H. desde su camarote.
Imágenes remitidas por María José H. desde su camarote.
Evaristo Martínez
09:53 • 04 sept. 2023

El idílico crucero por el Mediterráneo que la almeriense María José H., su marido y sus dos hijos llevaban meses planeando se ha torcido por un inesperado positivo en coronavirus y por el trato recibido, asegura la viajera, por parte de la naviera.



"Es horrible lo que me ha pasado. Me han limitado la libertad, no me han dado la información que les he pedido reiteradamente (una copia por escrito del protocolo), me han encerrado y me han dicho que no podía salir hasta que desembarcáramos. Di positivo en coronavirus un martes y el viernes ya era negativo, pero ni aún así me han permitido salir del camarote", explica a LA VOZ en conversación telefónica vía WhatsApp a pocas horas de finalizar su viaje a bordo del Costa Toscana.



El barco, de la naviera italiana Costa Cruceros, zarpó el pasado 20 de agosto desde Barcelona con un itinerario que seguía por Cagliari, Nápoles. Civitavecchia (Roma), Génova y Marsella, para regresar a la capital catalana el domingo 27 de agosto. 



En la segunda jornada del viaje, el lunes 21, María José visita a los médicos del barco (un servicio no incluido en la tarifa del crucero) aquejada de un dolor de oídos. "Me dicen que tengo otitis en uno y que se ha pasado al otro, y eso me está provocando faringitis. Me mandan antibiótico y me piden que vuelva al día siguiente a ver cómo voy, que ya no me cobrarán esa segunda consulta. Estaba algo congestionada, así que lo hice. Entonces me comunican que tenían que hacerme una prueba de Covid-19. A mí, a mi marido y a mis hijos, aunque después me dirían que en su caso solo era voluntario", relata. 



Comienza así la singular odisea de esta almeriense en el "crucero maldito", como lo define. "A partir de ese momento me aíslan en mi camarote, que compartía con mi hija, y mi marido y los niños se tienen que quedar en el suyo. Pero me aíslan en todos los sentidos: nadie viene a arreglarme la habitación y me dejan la comida en la puerta. Lo único de lo que se preocupan es de que coma, y mucho".



Tras ver que pasa el tiempo y nadie se pone en contacto con ella, María José envía un correo electrónico a la agencia de viajes con la que contrató el crucero. Horas después, recibe una carta en su camarote. "Ahí me dicen que puedo salir del aislamiento en cuanto dé negativo o al llegar a puerto si no han terminado los cinco días del aislamiento. Y que en este tiempo me facilitarán lo que necesite", explica. 



"Como un polizón"



Pese a que el documento remitido a la pasajera, que ha podido consultar este periódico, señala que durante el tiempo de aislamiento se facilitarán "sábanas y toallas limpias y también otros productos de limpieza", la almeriense asegura que esto no ha sido así. 


"Me han tratado mal, como si fuera un polizón. He tenido que salir a los pasillos a robar sábanas y toallas. Incluso un día tuve que coger una aspiradora para limpiar, porque aquí no ha entrado nadie. Ni siquiera se llevan las bandejas con comida de la puerta. El camarote ya olía fatal", dice.


En la carta, efectivamente, se señala que el personal no podrá entrar al camarote de una persona aislada por coronavirus, pero que las bandejas y la basura serán "recogidas" una vez dejadas fuera.


Test negativo

El viernes 25 de agosto, a las 72 horas de haber dado positivo, María José H. se realiza un test que su marido compra en una de las ciudades en la que hacen escala y da negativo


Tal y como recoge la web de Costa Cruceros, en el apartado de preguntas y respuestas más frecuentes, en caso de que un pasajero dé positivo durante el viaje podrá permanecer aislado "hasta que se recupere y dé negativo en una prueba de antígenos".


"Llamo a los médicos para decírselo y me responden que no me van a hacer ninguna prueba más, que no voy a salir hasta que lleguemos a Barcelona. Les cuento que tengo una carta de Costa Cruceros donde pone que eso no es así, que puedo salir siendo negativa, y les oigo decir que es mentira que tenga esa carta. Cuando les solicito que vengan a la habitación a verla, se niegan".


Y cuando pide que den a su marido "por escrito" una negativa a realizar otra prueba, tampoco aceptan, alegando que ya tenían las facturas de la primera prueba donde se ve que tiene Covid-19. "Todo el rato me han tratado muy mal", apunta en referencia a la atención de los médicos del barco.


La almeriense señala que el enlace español en Costa Toscana no le facilitó ninguna solución. "Fue muy rígido. Se aferró en que tenía el covid y no querían hablar más del tema".


Asimismo, aunque su marido y sus hijos han sido en todo momento negativos en coronavirus, les pidieron que fueran por el barco con mascarillas FFP2, "levantando miradas del resto de pasajeros". Además, les han "prohibido usar ningún restaurante del barco", por lo que han debido comer en el camarote, "sin espacio".


Discrepancias

Finalmente, el marido de María José logra hablar con una comandante del barco, que les enseña a los médicos la carta en la que se especifica que el aislamiento acaba en cuanto se tenga "un resultado negativo". "Ella dice a los médicos que es una circular de julio de 2021, y estos le aseguran que no la tenían actualizada. Empiezan a discrepar, ellos empeñados en que hasta el quinto día de aislamiento, o incluso el sexto, no podía salir del camarote", explica. 


Así las cosas, en la séptima jornada de viaje, el sábado 26 de agosto, cuando el crucero navegaba desde Marsella a España, la almeriense establece comunicación con la policía portuaria de la ciudad condal. "Les cuento mi caso a un agente y él me pone en contacto con un representante del grupo Pérez y Cía., consignatario de Costa Cruceros en Barcelona. Me dicen que nada más llegar a Barcelona me van a acompañar a presentar denuncia en la Guardia Civil. Lo más grave es que él no sabía nada, cuando se supone que debe tener constancia en todo momento de si hay casos de coronavirus u otras incidencias a bordo". 


La cara B

Más allá de haber tenido que pasar gran parte del crucero aislada, la almeriense lamenta el trato recibido, la ausencia de respuesta y la falta de claridad respecto al protocolo a seguir.


Según le ha explicado la Guardia Civil en Barcelona, los barcos, especialmente los de bandera italiana, siguen sin saber gestionar los casos de covid, por lo que son frecuentes las denuncias similares a la suya. Ahora toca ir por la vía civil (la penal no tendría recorrido), reclamar a Costa Cruceros y llevarlo a Consumo, para lo que tendrá que contratar un abogado y un procurador.


"No soy de quejarme y tampoco he querido decir nada antes porque tenía miedo de que el comandante nos dejara tirados en cualquier puerto. Me han coartado mi libertad, los médicos me han dicho que los derechos que tengo en España no los tenía allí, se han negado a darme nada por escrito. Me he sentido arrestada, he visto la cara B de lo que te venden los cruceros: todo es felicidad hasta que te pasa algo malo", concluye.


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