La alta temperatura del mar llena de medusas las playas almerienses

La boya de Cabo de Gata presenta registros que se aproximan ya a los treinta grados

Imagen de la boya de Cabo de Gata que mide la temperatura del mar
Imagen de la boya de Cabo de Gata que mide la temperatura del mar La Voz
Antonio Fernández
00:03 • 22 ago. 2023

Son varias las causas pero la conclusión es que las medusas ya forman parte del escenario en las costas y en las playas almerienses cada verano. Un problema que en cualquier caso va en aumento, a medida que las temperaturas medias, tanto en tierra como en el mar, van en aumento.



Una de las causas que ya nadie discute es la que se refiere a una temperatura del agua del mar anormalmente elevada este año. Así lo ha determinado con rigor científico un estudio publicado por el Grupo de Biogeografía Marina de la Universidad de Málaga que destaca que “si la temperatura superficial se eleva, las medusas proliferan”.



Récord tras récord
El caso es que este año las aguas litorales de la provincia de Almería están experimentando temperaturas que suponen casi a diario máximos históricos de temperatura desde que existen registros oficiales, en especial tras la instalación de la Red de Boyas de Puertos del Estado.



Una de esas boyas es la que se ubica frente al Cabo de Gata, con sensores de temperatura situados a tres metros de profundidad y que este verano ya ha marcado varios récords de máximas en el mar. Si al día 25 del pasado mes de julio ya registró una temperatura (nunca vista en esas fechas) de 27,9 grados), en agosto ya se han superado las temperaturas del agua del mar más altas de toda la historia para este tipo de mediciones oficiales, por encima de los 28 grados.



Ese registro ya se midió en el Cabo de Gata el pasado día 5 de agosto, pero debido a la alta insolación y las frecuentes olas de calor en los últimos días esa temperatura amenaza con alcanzar cifras históricas, cada vez más cerca de los 30 grados.



Efecto llamada
La cuestión es que eses temperaturas constituyen un excelente caldo de cultivo para el desarrollo de grandes colonias (conocidas como enjambres) de medusas, particularmente la ‘Pelagia noctiluca’, la más común en las costas almerienses y la que con mayor frecuencia aparece en las playas de la provincia, aunque también una de las menos peligrosas pues su picadura provoca una inflación de escasa gravedad, salvo para personas con algunas alergias.



Pero en cualquier caso no es la única causa de la proliferación, ya que incluyen también, según el estudio del Grupo de Biogeografía, recogido en la publicación científica The Conversation,  la presencia de giros anticiclónicos en Alborán. Cuando esos giros son de sentido occidental ‘atrapan a las medusas’, pero cuando rolan a sentido oriental, o desaparecen, quedan liberadas y acaban en las playas, tanto en las almerienses como en el resto del litoral mediterráneo andaluz.



 

Atención en playas
El aumento de medusas se ha convertido, de hecho, en la primera causa de atención de los servicios de salvamento y socorrismo puesto en marcha por los ayuntamientos de la provincia.


Según una estadística reciente sobre las atenciones realizadas en los últimos meses, las picaduras de medusas constituyen cerca del 70 por ciento del total de las incidencias atendidas. Los datos señalan que de las más de 900 intervenciones realizadas en las propias playas, cerca de 700 corresponden a picaduras de medusas.


Equilibrio ecológico
Junto a las causas climáticas que explican la proliferación de medusas en las playas hay otra que se derivan de la actividad humana y la quiebra de los equilibrios en los ecosistemas marinos y los de la interacción necesaria entre la tierra y la costa.


Uno de ellos es la cada vez más escasa aportación de agua dulce que llega al mar, la que se deriva de las escorrentías a causa de la existencia de pantanos o embalses o de la depuración y reutilización de aguas residuales; las medusas toleran mal las aguas de escasa salinidad que antes se generaban en el litoral con la salida de aguas dulces, pero que ya son casi inexistentes.


Otra es la progresiva desaparición de tortugas marinas y grandes peces que depredan las medusas pero que, cada vez más escasos, ya no cumplen esa función de control de las colonias.


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