El Lugarico: Antonio Garrigues, almeriense cum laude

Los Garrigues tienen una vieja vinculación con Garrucha

Francisco Giménez Alemán y Antonio Garrigues Walter, en Madrid esta semana.
Francisco Giménez Alemán y Antonio Garrigues Walter, en Madrid esta semana.
Francisco Giménez-Alemán
20:20 • 22 jul. 2023

En el batiburrillo en que se ha convertido el mundo de la información, por si faltaba poco mechada ahora con las fake news, leer noticias tan sobriamente destacadas como la que dio este periódico hace unos días: Antonio Garrigues Walker será investido doctor honoris causa por la Universidad de Almería, es todo un acontecimiento que nos reconcilia con la Cultura, con el Derecho y con el prestigio de nuestra joven Alma Mater cuya excelencia brilla muy alto al llevar a cabo estas iniciativas que ponen de relieve el valor de la ciencia jurídica.



Esta misma semana he tenido ocasión de felicitar a tan ilustre personalidad de la abogacía con ocasión de coincidir con él en la cena de los premios Cavia que anualmente, y desde 1920, concede el diario ABC. Le expresé mi más calurosa enhorabuena y le prometí que asistiría a la sesión de investidura porque de actos así está muy necesitada nuestra ciudad que en asuntos científicos y culturales no bate ningún récord. Garrigues, creador del mayor bufete de abogados de Europa, es además de uno de los principales letrados españoles un aventajado empresario que le madrugó a su profesión con una amplia y solvente red de despachos en veintidós capitales de provincia para extenderse después por cuatro continentes, con 2.100 profesionales de veinticuatro nacionalidades distintas. Todo un mundo especializado principalmente en la defensa de la empresa que hoy, ya retirado del día a día (en enero próximo cumplirá 90 años) otea desde la Presidencia de la Fundación que lleva su nombre.



Pero hay otro renglón en su curriculum que tiene por escenario Garrucha donde él mismo afirma que pasó los años más felices de su vida. La familia era propietaria del palacio y la finca Marina de la Torre, que hoy da nombre al complejo



turístico en la playa de Mojacar. Antonio Garrigues Walker es por tanto almeriense, y no solo de adopción, sino que sus vivencias más queridas han estado ligadas a aquella esquina de nuestra provincia a la que tanto ama. Los Garrigues tienen una vieja vinculación con Garrucha y su zona fronteriza con Murcia desde que se abuelo Joaquín Garrigues Martínez le comprase la Marina de la Torre al marqués de Chávarri. Antes que Antonio, me hablo mucho de Garrucha su hermano mayor, Joaquín, fallecido en el verano de 1980, después de haber sido con Adolfo Suárez uno de los impulsores de la transición política en España, ministro de Obras Públicas y diputado al Congreso por la UCD. Y también conocí a su padre, don Antonio Garriguez Diaz-Cañabate, marqués de Garrigues, embajador de España en Estados Unidos y ministro de Justicia, entre otros muchos cargos ejercidos a lo largo de su fecunda vida: murió a los cien años de edad.



Antonio Garrigues Walker pertenece a esa generación de intelectuales que no saben estar sin hacer nada. Y pese a sus múltiples ocupaciones en la dirección del mayor despacho de abogados de Europa y de haber sido investido doctor honoris causa por cinco Universidades, dedica el poco tiempo que le debe quedar libre a escribir obras de teatro, cuya producción se cuenta ya por volúmenes de cientos de páginas en la Editorial Antígona. Hace unos meses presentó su última creación, El silencio y la belleza, en lectura dramatizada en el Ateneo de Madrid. Quienes han seguido ésta más que afición de Garrigues por los vericuetos del arte de Talía, comentan su buen sentido dramático, su dominio de la carpintería teatral y una exquisita propuesta literaria que hace que sus comedias diviertan y den que pensar a los espectadores.



Al nuevo doctor honoris causa a propuesta del decano de la Facultad de Derecho de la UAL le contestará Francisco Martínez Cosentino. Y se da la circunstancia de que cuando Cosentino recibió el mismo honor de nuestra Universidad fue Antonio Garrigues quien le dio réplica, en un acto que venía a hacer justicia al más importante empresario almeriense capaz de convertir en oro la piedra de Macael.



Desde que dejó la presidencia efectiva en 2014, Antonio Garrigues está al frente de la Fundación que tiene entre sus objetivos la investigación jurídica aplicada y la acción social. La Universidad de Almería viene a recocerle con el grado de doctor honoris causa su larga ejecutoria dedicada al Derecho y sus múltiples actividades en torno a la trasparencia, la lucha contra la corrupción y su decidida vocación por la formación de los licenciados que llegan a su despacho y la acción social en sus más variadas vertientes. Al cumplir treinta años de su fundación, la UAL es ya un referente imprescindible que ha venido a llenar en las últimas décadas el inmenso vacío de la educación universitaria en nuestra provincia. Iniciativas como la de distinguir cum laude a Antonio Garrigues Walker contribuyen a aumentar el prestigio de la institución ya firmemente consolidada en Almería.




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