Jesús Castillo: “Me gusta peinar a buenas personas, gente normal que me elija“

Ha quedado primero de España y entre los tres mejores de Europa en los “Óscars de la peluquería

Jesús en pleno trabajo en su salón de Huércal de Almería.
Jesús en pleno trabajo en su salón de Huércal de Almería.
Rosenda Mirón
23:16 • 05 nov. 2022

La fachada de su peluquería es corriente, como cualquier otra. Nadie diría que en su interior trabaja Jesús, mejor peluquero de España según el premio Sassoon de este año, y su equipo. Su humildad queda plasmada en todo, no le gustan las apariencias, no le interesa el marketing ni los grandes aspavientos. Una discreta publicación en las redes de su salón, J. Casals, es la única pista sobre el importante reconocimiento que acaba de recibir. Sus fieles y nuevos clientes, deseosos de pasar por las manos de este genio de la peluquería, que también pinta y expone, engrosan desde hace años una lista de espera de entre uno y dos meses. Durante toda la entrevista no deja de sonreír y trabajar.



¿Cómo sucedió lo del premio?



En uno de los trabajos que hicimos saqué una foto con el móvil y se me ocurrió subirla a IG. Fue un cambio de imagen de una melena larguísima a pelo corto. Una amiga mía inglesa lo vio y me dijo que lo presentara al concurso. Yo no estoy en ese mundo y le dije que no, y a la semana me llamó diciéndome que estaba nominado para mejor de España, me presentó ella sin decírmelo.



¿Cuánto tiempo lleva con su salón en Huércal de Almería?



Cuarenta años, desde el 82. Yo hice peluquería por equivocación, iba para ATS o algo de ciencias, aunque la cosa artística siempre me ha gustado, pero fue casualidad. Hubo una huelga cuando estaba estudiando y me harté, llegué a casa cabreado y dije no estudio más. Alguien me dijo que probara en una academia de peluquería de un conocido, al principio no le veía la gracia pero fuimos a un campeonato de España y ahí vi esos colores, formas, y pensé: esto tiene bastante de artístico, empecé a verlo de otra forma, empecé a investigar en libros, revistas y seguí. 



¿Por qué nunca ha querido moverse de Huércal?



Porque estoy aquí a gustico, desde jovencito aprendí la lección. Al principio me fui a Londres, yo quería saber qué se cocía dentro de las grandes marcas de peluquería y esa fue mi búsqueda, pero me di cuenta de que lo mismo que se hacía fuera yo podía hacerlo aquí. En mi pueblo yo llegaba en cinco minutos a la peluquería, conocía a toda la gente, nada de fríos ni de dos horas para llegar al trabajo.



¿Influyen los tiempos que vivimos en lo que pide la gente al llegar a la peluquería?

Sí, depende de cómo esté la sociedad, del momento que vivimos, según eso les apetece más una cosa u otra. 


¿En qué momento estamos ahora?

Ahora es un momento de cambio. Nosotros intentamos ahora sacar a la gente “de la manada” la idea de las colecciones que estamos trabajando ahora es esa, que seas tú mismo y que la gente sea especial. Si sacas el máximo partido a lo que tienes y lo adaptas a ti es como un traje a medida, te hace único.


¿Hay diferencia entre lo que piden hombres y mujeres?

Los hombres ahora son más atrevidos que las mujeres, sobre todo los jóvenes, aunque están entrando en un bucle raro, se están quedando ahí. 


¿Se necesita una conexión peluquero-cliente para conseguir buenos resultados?

Cuando trabajas con alguien es algo mutuo, ella se lleva algo mío pero también yo me quedo algo de ella, ahí hay algo que va más allá. No es llegar, te pago y te exijo, eso ya no sería Jesús Casals, sería otra cosa. A los clientes hay que darles lo mejor de ti, no son enemigos, siempre se lo digo a los que empiezan. Lo importante es escuchar lo que quieren, tienen que salir empoderadas, ese milagro se tiene que producir, es como una magia. La gente tiene que salir con una sonrisa.


¿Hay alguien a quien le habría encantado peinar o cortar?

La del telediario la pobre va fatal (risas) No en serio, me gusta elegir a la gente, me gusta que la gente me elija a mí, no me gusta imponer. A mí me gusta peinar a buenas personas, gente anónima, gente normal, que venga, me elija y yo le doy lo mejor de mí. 


¿Qué no puede faltar en tu peluquería?

No puede faltar un ambiente de paz. No tenemos música en el salón. Hace tiempo nos dimos cuenta que con música la gente habla más, mucho, se forma un jaleo tremendo, y sin música hay un ambiente mucho mejor, de paz, de buen rollo.


¿Cuál es la clave en su método de trabajo?

Buscamos que la persona no dependa de la peluquería, que no haya que venir cada semana o cada mes. No hay que ser esclava de la peluquería ni de nada, queremos gente libre. Hay que hacerle la vida fácil, que se pueda lavar la cabeza en su casa y salir corriendo. Preparamos un color que aguante meses, un corte también. Que la gente dependa de ti me asfixia, necesito gente libre.


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