“La neurocirugía española goza de gran consideración internacional”

El almeriense Miguel Ángel Arráez, nombrado presidente de la Academia Mundial de Neurocirugía

Arraez (izda) en el acto de entrega de poderes junto al presidente saliente, el doctor Bill Couldwell.
Arraez (izda) en el acto de entrega de poderes junto al presidente saliente, el doctor Bill Couldwell. La Voz
Miguel Cabrera
20:59 • 18 may. 2022

El doctor Miguel Ángel Arráez (Almería, 1958), jefe de servicio del Hospital Carlos Haya de Málaga y vicepresidente primero de la Federación Mundial de Sociedades de Neurocirugía, ha sido nombrado nuevo presidente de la Academia Mundial de Neurocirugía, que ocupará durante los dos próximos años. El acto de entrega de poderes a cargo del presidente saliente, el doctor Bill Couldwell,  jefe de neurocirugía de la Universidad de Utah, se celebró el pasado 26 de abril en Salt Lake City , en el transcurso de la reunión bienal de la organización -en la que ofreció una de las conferencias-, que cuenta con un centenar de miembros. Arráez nos habla desde Oviedo, donde participa estos días en el Congreso de la Sociedad Española de Neurocirugía.



¿Qué función tiene la Academia, y quiénes la forman?



Sus objetivos son la promoción y el desarrollo científico de la neurocirugía, así como estimular el contacto y el intercambio de conocimientos. Está constituida por un cirujano de cada país miembro, aunque posteriormente pueden añadirse especialistas de un país cuando alcanza un determinado número, aunque no es el caso de España, que solo tiene un representante. 



¿Cómo es el proceso del nombramiento del presidente?



Para acceder a este cargo tienen que proponerte otros miembros de la academia, nadie se puede presentar por voluntad propia, y ser aceptado por al menos un 80% de los miembros. En mi caso he sido aceptado por unanimidad para los dos próximos años, hasta 2024, cuando se celebrará la próxima reunión bianual, que además será en Málaga, coincidiendo con el congreso de la Sociedad Nacional de Neurocirugía.



Esto supondrá un espaldarazo para la neurocirugía española. Por cierto, ¿cuál es su situación actual?



A pesar de la crisis de nuestro país, de las dificultades económicas por las que atraviesa, la medicina y la neurocirugía españolas gozan de una gran consideración en el entorno internacional. Los hospitales españoles tienen un grado de sofisticación de medios a tener en cuenta, aunque contemos con recursos limitados en la sanidad pública, que derivan en problemas como las listas de espera. Sin embargo, en los últimos dos años, en los que la sanidad pública española y andaluza se han visto sacudidas por la pandemia, la Administración ha hecho un esfuerzo extraordinario y se ha sobrepuesto al reto, que ha superado, en mi opinión, de forma significativa, hasta el punto que incluso ha llevado a cabo un proceso de modernización. En estos años, tanto los responsables de los sistemas sanitarios como la población en general han tenido la oportunidad de conocer y reconocer mejor el trabajo del personal sanitario.



Usted ha dicho recientemente en una entrevista que los profesionales del sistema sanitario público español no han recibido la consideración que merecen.

Sí, es el mayor ‘pecado’ que podemos ver en general en el sistema sanitario público en los últimos 30 años. Es cierto que no se ha valorado la calidad humana y profesional de sus trabajadores, pero de todo el personal sanitario, no solo los médicos.


¿En qué medida ha cambiado la neurocirugía desde que usted empezó su carrera profesional, en 1988?

Ha experimentado una transformación profunda, que ha corrido paralela al desarrollo de la cibernética, la computación o la imagen digital.  Contamos con medios tan avanzados como tac o resonancias magnéticas intraoperatorias, o neuronavegación para observar en qué punto del sistema nervioso se encuentra un tumor, por ejemplo. 


¿Qué parecido tiene, entonces, un quirófano de sus primeros años con los actuales?

No tienen absolutamente nada que ver, pero es ley de vida. En 1980, un quirófano prácticamente tenía como toda tecnología un microscopio, y hoy se asemeja más a una estación espacial. Pero cuando yo empecé, los quirófanos también eran ya muy diferentes a los primeros de mi jefe y maestro, Rafael Arjona. Y es que ‘las ciencias adelantan que es una barbaridad’, como decía la canción de ‘La verbena de la paloma’.


¿Destacaría un avance en los últimos años por encima de todo?

Yo señalaría, desde el punto de vista quirúrgico, la incorporación de técnicas endoscópicas y el desarrollo de la imagen interoperatoria, el TAC y la resonancia interoperatorias que he mencionado antes, el ‘GPS’ del cerebro, que permite una representación anatómica del cerebro del paciente durante la intervención.


¿Qué importancia tiene en la actualidad el trabajo con otras áreas de la medicina?

Es fundamental el trabajo multidisciplinar, en colaboración con oncología radioterápica y radiofísica, o con neurofisiología clínica, que hace posible conocer si un paciente anestesiado está sufriendo algún daño en el cerebro, por ejemplo, a través de un sistema de monitorización. Son procedimientos inexistentes cuando empecé. También se han añadido tratamientos complementarios, como la radiocirugía, que no comportan intervención quirúrgica. Y en Málaga muy pronto contaremos con un ‘cyberknife’, un brazo robótico guiado por inteligencia artificial que libera energía y radiación que neutraliza el crecimiento de determinados tumores y que se aplica en lesiones que de otra forma supondrían un riesgo extraordinario. 


¿Y qué cambios espera en el futuro?

Realmente, uno se pregunta cómo será la neurocirugía dentro de 30 años. Creo que muchas intervenciones de hoy no serán necesarias porque habrá tratamientos previos sobre la genética o la inmunidad que prevendrán muchas dolencias.


¿Qué opina de la nueva ley del aborto?

Se trata de un tema político, pero también muy vinculado a la conciencia y la moralidad de cada individuo. Es una cuestión que tiene muchísimos matices desde el punto de vista social y humano.


Hace unos meses nos decía que tenía opciones para alcanzar la presidencia de la  Federación Mundial de Sociedades de Neurocirugía. ¿Sigue planteándose esta posibilidad?

Me lo estoy pensando, pero también tengo que trabajar, y lo cierto es que tengo mucho trabajo.


Y la próxima visita a Almería, ¿para cuándo?

Va a ser difícil antes del verano, aunque espero hacer una incursión en julio, porque tengo muchas ganas de visitar mi ciudad, la playa de Villagarcía a la que nos llevaba mi padre de pequeño. Parece que estoy oliendo las sardinas y escuchando las canciones del verano de Georgie Dan. Hablo de Almería y me transporto. También veré de nuevo a mis amigos de toda la vida.


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