“Somos responsables de las misiones de la universidad”

Hablamos con Mª Ángeles Peinado Herreros, Defensora Universitaria de la UNIA

Mª Ángeles Peinado, Defensora Universitaria UNIA.
Mª Ángeles Peinado, Defensora Universitaria UNIA. La Voz
Pablo Poza
20:59 • 19 feb. 2022

¿Cuáles son los retos de la Universidad desde la perspectiva de un Defensor Universitario?



Para contestar esta pregunta, lo primero a considerar es el papel de la figura del Defensor Universitario, que es el de “velar por el respeto a los derechos y libertades de la comunidad universitaria ante las actuaciones de los diferentes órganos y servicios universitarios, de forma que sus actuaciones estén dirigidas hacia la mejora de la calidad universitaria en todos sus ámbitos y siempre bajo los principios de independencia y autonomía”.



 



De esta definición quisiera destacar, algunas palabras clave tales como: “comunidad universitaria”, “derechos”, “libertades” o “calidad”, pues su significado en el contexto universitario, acoge los “retos” a los que debemos aspirar profesores, estudiantes y personal de administración y servicios, que somos los tres grandes grupos que integramos la comunidad universitaria.



 



Esta gran comunidad de personas, cada uno con funciones diferentes pero complementarias y siempre en colaboración con la sociedad que nos acoge, somos responsables de las misiones de la universidad, que podríamos resumir en las siguientes: investigación e innovación, docencia, transferencia de conocimiento a la sociedad y extensión del arte y la cultura. Ejercer con responsabilidad, y con el máximo respeto a los derechos y libertades de todos los miembros de nuestra comunidad y, por supuesto, con la mayor calidad contrastada, las misiones universitarias mencionadas, constituye sin duda, la base de los “retos” a los que la universidad debe aspirar desde la perspectiva del defensor universitario; pero creo sinceramente, que también desde la de cualquiera de los miembros de la comunidad universitaria. 



 



¿Cómo será la estructura organizativa de la figura del Defensor Universitario?

Nuestra estructura organizativa está ajustada al desarrollo de las competencias de la defensoría universitaria, que de forma muy resumida consisten en atender “quejas y reclamaciones”, así como “informar ante cualquier consulta o aclaración” por parte de los miembros de la comunidad universitaria. Así mismo, la defensoría debe facilitar los procedimientos de “mediación, conciliación o amparo” que se susciten entre miembros de nuestra comunidad, con imparcialidad y siempre buscando el acuerdo entre las partes. Finalmente, es nuestro deber “formular propuestas, sugerencias y recomendaciones” a las autoridades académicas y de administración y servicios, cuando consideremos que ello es importante para mejorar las misiones de la universidad y por tanto los servicios que prestamos.

 

En consecuencia nuestra estructura está preparada para acoger todas las competencias mencionadas. Contamos para ello, con una “Oficina de la Defensoría Universitaria” cuya ubicación física se encuentra actualmente en nuestra sede de Málaga. Dicha oficina está atendida por personal de administración y servicios de  designado por la UNIA para cubrir las cuestiones administrativas y protocolarias de la defensoría y por la propia Defensora Universitaria.

 

Cualquier demanda de los miembros de la comunidad universitaria, puede llegar hasta nosotros presencialmente a través de las Sedes con las que la UNIA cuenta en Andalucía, que son La Rábida, Baeza, Málaga y Sevilla, y también por otros cauces que hemos puesto a disposición de los usuarios, tales como: el teléfono y el correo de la Defensoría o directamente a través de los formularios preparados al efecto en nuestra página web, que es de libre acceso y que además contiene toda la información de contacto y toda aquella que se necesita para formular las demandas anteriormente aludidas.


Tras el estudio de las mismas, la defensoría universitaria pone en marcha las actuaciones que considera pertinentes para que dichas demandas sean atendidas en tiempo y forma. El objetivo final es resolverlas de la manera más adecuada y rápida posible para que el demandante encuentre la información y el amparo que debemos ofrecerle desde la institución.

 

¿Cómo afronta esta nueva etapa profesional?

Esta nueva etapa de mi desempeño profesional en el mundo universitario viene a colmar mis expectativas para seguir aportando mi apoyo y conocimientos a la universidad, institución a la que vengo dedicando toda mi trayectoria profesional, ejerciendo y, como no decirlo, disfrutando de la docencia, la investigación, la trasferencia de conocimiento y la gestión. El hecho de haber tenido la oportunidad de asistir en primera persona a los profundos cambios de la universidad española en las últimas décadas tras la llegada de la democracia a nuestro país, el haber participado en la elaboración de estatutos, reglamentos, normativas, planes de estudios o planes estratégicos, montaje de infraestructuras docentes y de investigación, procesos de evaluación o internacionalización, y otras actividades que seguramente se me escapan, desde diferentes cargos académicos, ha sido un enorme privilegio, que además me ha permitido conocer profundamente la institución universitaria.


Este bagaje profesional y la trayectoria académica que lo ha propiciado, creo modestamente que me ha situado en una buena posición para poder afrontar los retos de la defensoría universitaria, que por cierto, actualmente estamos echando a andar por primera vez en la UNIA y a la que estamos brindando toda nuestra dedicación y entusiasmo.

 

La educación de los estudiantes como ciudadanos libres y críticos y no sólo como profesionales ¿se encuentra entre las prioridades en este nuevo camino?

Absolutamente, “Sí” con mayúsculas. La universidad no puede quedarse solamente en una institución que expide títulos a demanda y forma profesionales eficientes; evidentemente, la formación universitaria tiene que abarcar y asumir otras funciones fundamentales y absolutamente necesarias; tal es el caso de la educación en valores, que sin duda, conduce a la formación de ciudadanos libres y con la capacidad necesaria para enjuiciar con espirito constructivo, pero crítico, la forma de afrontar los grandes retos que tiene planteados nuestra sociedad. Baste con un repaso a los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) que la sociedad europea tiene planteados para la Unión.


En este sentido, el camino que hemos recorrido los universitarios europeos, tiene una historia que es preciso tener siempre presente, porqué ciertamente, el espacio europeo de educación superior, no es solo una comunidad de intercambio y convalidación de créditos docentes y de vistas a otros países; es algo más. Es una forma de afrontar un proyecto común europeo, en el que la comunidad científica y profesional, que en su mayor parte emana de las universidades, tiene mucho que decir y que aportar a la consolidación de una sociedad cada vez más avanzada, respetuosa, libre y culta.

 

Dicho esto ¿Es necesario conservar la figura del defensor?

¡Por supuesto!. Una figura que es garante de los derechos y libertades de los miembros que formamos la comunidad universitaria, debe estar presente en la vida universitaria. Por poner un ejemplo para que se entienda mejor su papel, la Defensoría Universitaria, es una figura equivalente, al Defensor del Pueblo: ¿Necesita nuestra sociedad una figura como esa?. Evidentemente Sí. El devenir de cualquier sociedad democrática y justa ha de cuidarse y mantenerse en cuanto a los derechos y deberes de los ciudadanos.


Por ello, también en este caso hablo de un Sí rotundo y contundente. Es cierto que la comunidad universitaria es una institución repleta de espíritu crítico y capacidad de entendimiento por su propia naturaleza y, el hecho de que cuente con esta figura, así lo prueba. Precisamente por ello, el Equipo de Gobierno de la UNIA consideró la necesidad de echar a andar esta institución en nuestra universidad. Esta es la misión que tengo encomendada, hacer que funcione, pues creo firmemente en su utilidad dentro de una institución, cuya finalidad como he avanzado anteriormente, es formar personas cada vez más tolerantes y preparadas para impulsar la igualdad, el progreso y el bienestar de la sociedad.

 


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