Voluntarios que cuidan de los ‘olvidados’ de la noche

El proyecto de Cruz Roja que asiste a más de 60 personas en riesgo extremo de exclusión social

Nazaret García
19:35 • 26 nov. 2021 / actualizado a las 07:00 • 29 nov. 2021

La noche comenzó a eso de las 20.30 horas con la llegada de ocho personas. Un equipo humano rebosado de altruismo que se podía sentir solo con abrir la puerta del centro de Cruz Roja. 



Probablemente, cada uno de ellos posee unos motivos por los que estar ahí. Aunque a todos les une algo: estar cerca de las personas más vulnerables de Almería, las personas sin techo, y hacerles la vida más fácil en la medida de lo posible. 



Sentada, la responsable del proyecto de Unidad de Emergencia Social, Fátima Cayo, respondía a algunas preguntas que de poco valdrían, subjetivamente hablando, hasta salir a la calle. Cuestiones que se responderían cuasi solas en el preciso instante en que los vehículos de la Unidad Móvil empezaban a cargarse con material humanitario. 



En este primer acercamiento y ya con chaleco en mano, Fátima Cayo contaba que “la UES es una unidad de acercamiento a las personas que están en la calle para ofrecerles los recursos que tienen en el centro de atención social, conocer nuevos casos, seguimientos de las personas que ya están en la calle y para poder derivarlos al centro para que cubran sus necesidades básicas de una forma digna”. 



Preparativos con cariño



Un centro que pasó, en menos de 5 minutos, del silencio al movimiento absoluto. Una cocina donde Bryan Duchi, Joaquín Cerdán, Víctor Hugo Sanz, Esther Llamas, Cairo Derm, Matilde Cobo, María Isabel Gámez, Carmen Rodríguez y Fátima Cayo, se pusieron manos a las obras para preparar ‘la comida reparadora’, así la llamaban.



Sándwiches de jamón y de queso, magdalenas, zumos, caldo caliente, son algunos de los alimentos que estos voluntarios reparten a las personas sin hogar. Entre risas y charlas, preparaban las cajas para cargarlas en los coches. Cajas repletas que, sin duda, impresionaba. Y no sólo comida es lo que llevan en estas noches, sino mantas, ahora que llega el frío; kit básico de higiene; mascarillas y gel hidroalcóholico; y todo aquello que muchos damos por hecho que es una obligación tener. 



Mientras, Fátima seguía explicando que “los voluntarios son los que le facilitan el enlace con el centro social de Almería” porque el fin de que se presenten allí es para mejorar su situación. Desde tener acceso a un ropero, lavandería, recursos informáticos porque, sí, muchos de ellos tienen familia en otros lugares o buscan trabajo a través de los ordenadores. “Cubrir necesidades de una forma digna, asesorarles y trabajar con ellos en el tiempo para mejorar su situación”, puntualizaba. 


Al mismo tiempo, Víctor y Esther repasaban el mapa de la ciudad con los puntos recurrentes de Almería. Aun así, siempre se actualiza al ir apareciendo nuevas personas a lo largo del itinerario. O bien por aviso de la sociedad, o por los voluntarios. Son personas nómadas que se buscan la vida, recordémoslo. 


Empieza la noche

Una vez cargados los vehículos, se separaban para empezar las dos rutas principales: una por la playa, que bordea toda la costa, y otra interior, que recorre el centro. Todos miraban atentos a través de sus ventanas para que no se les escapase ninguna persona que no estuviera dentro de la ruta establecida. Todos se bajaban del coche, se acercaban y les daban las buenas noches.


Pareciera absurdo darlas, quizás porque estamos acostumbrados a recibirlas de alguna u otra manera. Y qué decir de que les llamen por su nombre. Se conocen, son muchas noches las que mantienen un pequeño rato de charla. Tienen una historia detrás, y los voluntarios de Cruz Roja las conocen de primera mano. 


Ninguno de ellos quería comida de más, y si no necesitaban algo, tampoco lo pedían, a pesar de ofrecérselo. No había avaricia en sus palabras, y menos en sus miradas. Probablemente, precisaban más acercamiento humano, ese del que tanto carecen


Casi tres horas de ruta y más de veinte personas atendidas solo por uno de los vehículos. Puntos de la ciudad que algunos no podrían imaginar. Personas que desmontan totalmente todos los prejuicios: en la calle no hay solo personas con drogodependencia. Tremenda falta a la verdad los que se encargaron de difundirlo, y otros de creerlo. 


Caía la medianoche, todos ayudaban a descargar las cajas, con expresión de satisfacción. Contentos porque, a pesar de la dureza que ven cada noche que salen, son capaces de ponerse el chaleco y brindarse al completo. Porque no son superhéroes con poderes sobrehumanos, pero sí son héroes que actúan en silencio en las noches para hacer de sus vidas, una vida mejor. 


Ya está bien de prejuicios

Chicos jóvenes que vienen a buscarse la vida porque en sus países con esos dirigentes dictatoriales es imposible vivir, y dejan todo atrás para tener una vida digna. Personas que han perdido el trabajo y, ante situaciones extremas, no les ha quedado otra que tirarse a la calle. Y muchos que intentan buscarse la vida y se apoyan en estos voluntariados para intentar salir adelante. Porque sí, en el momento en que viven en la calle, se convierten en personas con alto riesgo de ser excluidas de la sociedad. 



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