“La ciencia y la música tienen mucho en común: son lenguajes universales”

Rodolfo Miranda, físico almeriense que dirige el instituto IMDEA Nanociencia, en Madrid

Rodolfo Miranda es físico y almeriense.
Rodolfo Miranda es físico y almeriense. La Voz
Fina Martín
07:00 • 03 ene. 2021

Todos queremos vivir y, además, con salud. ¿Eso es exigir mucho?



Bueno, todos tenemos que morir, y lo que queremos es vivir el mayor tiempo y con la mayor salud posible. Hay que cuidarse y tener buena suerte.



Usted dirige en Madrid el Instituto IMDEA Nanociencia, ¿cuáles son sus aplicaciones?



En el siglo en el que estamos casi todo a nuestro alrededor contiene nanociencia. Un nanómetro es una millonésima de milímetro. A esa escala atómica la física, la química, la biología, la medicina y la ingeniería se hacen una misma cosa. Eso es la nanociencia y en esa interdisciplinaridad hay muchas maravillas por descubrir. Sus aplicaciones son la base de la nanotecnología, y ya están a nuestro alrededor.



¿Como cuál?



Un producto extendido en nanotecnología está en el interior de todos los discos duros de los ordenadores. La cabeza lectora de los discos duros es un sándwich de tres metales distintos, pero con un espesor inconcebible del orden de un nanómetro; decenas de miles de veces menor que el tamaño de un pelo.



¿Son Nanotecnología también esos ‘guerreros’ invisibles programados para atacar células tumorales?



Sí, esa tecnología la hemos desarrollado en IMDEA. Básicamente son nanopartículas, o sea, bolitas de átomos muy pequeñitas, y lo que hacen es que les pegas en la superficie moléculas que reconocen las células tumorales aplicando desde fuera un campo magnético. La nanopartícula se calienta y cuando alcanza los 43 grados la célula maligna muere. Matas selectivamente porque no ataca a las células sanas. Es un proyecto muy prometedor que ya está en fase clínica.


Dirige el proyecto que desarrolla IMDEA para el diagnóstico del covid con un test más eficaz, rápido y barato

Este proyecto emplea en este caso partículas de oro. El test es rápido y muy fácil de interpretar ya que se basa en un simple cambio de color de una disolución que contiene las partículas de oro y que reconoce el material genético del virus SARS-COV-2, el conocido ARN. Si no hay material genético del virus la disolución ofrecerá un color rojo, pero si el virus está presente, se volverá transparente.


Usted ha demostrado que la ciencia y la música son compatibles. ¿Quién le enseñó los primeros acordes?

Chipo Martínez me enseñó a tocar la guitarra. No debería de llamar tanto la atención esa combinación. El número de físicos que tocan algún instrumento es muy grande, algunos son muy buenos. Hay muchas cosas en común entre la ciencia y la música; son dos lenguajes universales. Yo escribo una fórmula matemática, y un chino con la formación adecuada entiende lo que quiero decir. Pongo un tema de jazz y al chino en cuestión le puede gustar. Hay una estructura matemática detrás de la música que es el mismo tipo de orden que intentas buscar cuando haces ciencia.


¿Cómo recuerda su adolescencia en Almería con la música?

Recuerdo a Chipo con una camiseta blanca montado en la bicicleta y con la guitarra. Iba a ver a su chica, Mari Ángeles, a la playa donde yo me bañaba con mi novia María del Mar y los amigos. Tocaba y cantábamos canciones de los Beatles. Yo me fijaba como ponía Chipo los dedos y luego en casa practicaba y esperaba al día siguiente para seguir aprendiendo.


Usted compone y canta.

Hace varios años publiqué el álbum ‘Out of the past’ (Surgido del pasado), que había escrito hace 40 años. Acabamos de grabar un volumen 2 con temas recientes. Escribo canciones para expresar sentimientos con música y letra. Resulta satisfactorio aunque no seas McCartney o García Márquez.


Este nuevo álbum lo ha realizado con amigos.

La dirección musical y los arreglos corren a cargo de Chipo Martínez con la colaboración del bajista Juanjo Muñoz, José Viciana, al clarinete bajo, Miguel Saavedra al piano, Chipo a la guitarra y yo a la voz. Hacer música con otros tiene un punto emocional. Ellos contribuyen enriqueciendo las composiciones.


Usted imparte conferencias de Física por el mundo. ¿Cuántas veces ha asistido a Liverpool?

He estado en seis ocasiones en la universidad de Liverpool y varias veces de peregrinación a los sitios de culto de los Beatles. Hemos ido a ver ‘Strawberry Fields’, de donde salió la canción, y ‘Penny Lane’, que es como la plaza de El Zapillo, donde los Beatles, de estudiantes, tomaban el autobús para ir al instituto del centro.


¿Cuál fue la primera canción que escuchó de The Beatles en Almería?

Fue en una caseta de playa del Paseo Marítimo. Alguien puso en la máquina de discos ‘She loves you’. Oí aquella canción, tenía mucha energía, era como un mundo que se abre. Empecé a dar clases particulares para poder pagar los discos de los Beatles, porque entonces eran un artículo de lujo. Mi favorita es ‘Because’, la última canción que grabaron a tres voces, de una gran belleza vocal y ¡con un solo micrófono!.


En los sesenta ya era un alumno brillante y con melenas. Recúerdenos una anécdota

Estudié casi todo el bachillerato con curas. Tenía 16 años y el pelo muy largo y, como la mayor parte de los jóvenes, era muy rebelde, cuestionando la autoridad absurda que se imponía en aquella época del 69. La misa era obligatoria y yo era muy revoltoso en lo referente a estas cosas, aunque era un buen estudiante. No cuadraba en el sistema educativo que un tipo rebelde y contestatario fuera un alumno brillante. Entonces me invitaron a abandonar el colegio. Un montón de colegas de mi clase también abandonaron y se vinieron al instituto conmigo.


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