En casa - Día 52

“Existen colectivos de seres humanos que sin ruido no tendrían razón de ser”

"España es un país de ruido permanente, un ruido superpuesto al ruido".
"España es un país de ruido permanente, un ruido superpuesto al ruido". Pixabay
Ricardo Alba
21:46 • 07 may. 2020

Con licencia de Sabina, de cuando Úbeda era La Mandrágora, de cuando Madrid era un pueblo grande con su Plaza Mayor y la Cava Baja, tomo en préstamo sin intereses esto de: “Mucho, mucho ruido, Tanto, tanto ruido, Tanto ruido y al final por fin el fin. Tanto ruido y al final...”. A mi juicio, España es un país de ruido permanente, un ruido superpuesto al ruido, un ruido endogámico, un ruido retroalimentado con más ruido, un ruido provocador, un ruido mutilado, un ruido interesado. Existen colectivos de seres humanos que sin ruido no tendrían razón de ser, su lógica de subsistencia es engendrar ruido, un terremoto de ruido. 



Asomado a mi ventana, miro en diagonal al tercer balcón a mi derecha. Ahí está, silenciosa, Dama. Dama es perra dálmata preciosa; vaya, no esperaba esto de mí. En cuanto me ve se levanta, mueve la cola, suelta un ligero ladrido que yo tomo como muestra de alegría, la misma que a mí me causa verla. Me mira con la interrogación, supongo, de ¿qué hago aquí, en este pequeño balcón? Mi mirada de respuesta es, como si pudiera entenderla, de resignación. Se cansa de dar vueltas sobre sí misma, se cansa de mi silencio, se sienta a la espera de la hora de salir. 



Un poco más arriba de la calle, algún vecino se ha comprado medio Leroy Merlín. Tiene colección de todos los artefactos ensordecedoramente irritantes. En este momento he de cerrar la ventana. Lleva el hombre algo así como dos tres días radial en mano. El ruido es terrorífico, de los de rechinar los dientes. ¿Sabe el ruidillo ese de cuando vas al dentista? Multiplíquelo por no sé cuántos miles de decibelios. Incluso el abejorro se ha quedado conmigo en la habitación, no les digo más. 



Un amigo médico me manda vía ‘guasá’ la siguiente reflexión: “El fin del confinamiento no significa que ya no haya virus, significa: ya tenemos sitio para ti en el hospital. No te olvides que NO estamos saliendo DE la pandemia, estamos saliendo CON la pandemia. Protégete, usa guantes y mascarilla. No hagamos como si lleváramos 50 días en casa por gusto. ESTO NO HA SIDO NINGUNA BROMA”. Sin dudarlo, lo he reenviado a familia, amigos, conocidos y, ahora, a usted si está leyendo la columna. Toda preocupación es poca, máxime después de ver y escuchar en el informativo televisado de las nueve de la noche a Margarita Val, inmunóloga y viróloga del CSIC. Nos advierte de que "tenemos 15 veces más casos activos de coronavirus que cuando se declaró el estado de alarma y de que la situación en España aún es muy ‘inestable’ y la probabilidad de contagio de coronavirus muy alta”. Escrito queda; luego, allá cada cual. 






Me meto sin más en YouTube. Lo dejo a su aire. Sale un tal Bruce Springsteen que ataca con ‘You Never Can Tell’, la del baile de Uma Thurman con John Travolta en ‘Pulp Fiction’, compuesta por Chuck Berry mientras estaba en la cárcel. Con esta exhibición de talento, yo, sin dudarlo, me quedo en casa.





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