Fachadas limpias y estructura en su verde original, así está la estación

Las obras de rehabilitación del edificio histórico entran ya en su recta final

Lola González
21:21 • 14 abr. 2019

La antigua estación del ferrocarril, tal y como un día la diseñó Laurent Farge, empieza a vislumbrarse entre las mallas y lonas de la obra de rehabilitación que alcanza ya los últimos coletazos de esta segunda fase.



Aún no hay fecha de finalización de unos trabajos que van algo más lentos de lo previsto, iban a acabarse en febrero, pero que han tenido que lidiar con la aparición de algunos problemas en la estructura metálica que no estaban previstos en el módulo central de la fachada principal. De hecho, se han realizado catas en los pilares principales de la fachada norte y viga horizontal entre ambos, lo que ha obligado a redactar un nuevo proyecto que solvente esos problemas.






Pero lo cierto es que las obras avanzan y que poco a poco la estación está retomando su esplendor. Ya se pueden contemplar las fachadas ya se han limpiado recuperando tanto el color de su piedra y ladrillo, como el brillo de su cerámica verde y amarillento. Los mismos colores con los que fue concebida también para su estructura metálica y que ahora, gracias a un cuidadoso trabajo de limpieza, restauración y aplicación de pintura intumescente, vuelve a lucir en tonos verdes.



Cubierta
Tras el cambio de las impresionantes barandillas (por su gran porte) en las dos cubiertas, también se ha trabajado en convertir estas terrazas en espacio practicable. Para ello se ha cambiado el suelo, se han hecho pruebas de estanqueidad, y se han convertido en un mirador de la bahía y la ciudad que aún no se sabe si podrá ser utilizado.



Estas son las dos cubiertas de los pabellones laterales, pero la central, totalmente metálica y que actualmente está quitada, sí que se ha chorreado con arena de sílice y se ha imprimado. Las caras interiores cuentan ahora con pintura intumescente y se ha procedido al desmontaje de los canalones laterales, con el objeto de sustituirlos por unos nuevos.






En la marquesina se han restaurado las tres ménsulas que estaban dañadas, mediante soldadura con electrodo de níquel, así como los florones y las fisuras puntuales de las ménsulas se han reparado in situ.


Pero más allá de los arreglos que se están realizando y que han alcanzado a  los dos pabellones y que alcanzará también a las ventanas y puertas antes del fin de obra, lo que llama más la atención es la historia acumulada de este edificio. La placa de celebración de su centenario, la campana con la que se comunicaba la salida de los trenes cuando estos comenzaban su andadura en la ciudad, o la delicadeza de las filigranas metálicas, e incluso de los mosaicos que decoran ambos lados.


Solo se echa en falta el clásico reloj que presidía la fachada de la estación, pero cuando acaben las obras volverá a su lugar.


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