La Congregación de Mena guarda las cenizas del legionario Jiménez Cruz

Alejandro Jiménez Cruz falleció a los 22 años de edad en un accidente en el campo de maniobras de Agosto (Alicante) y, aunque apenas llevaba cinco meses alistado en las Fuerzas Armadas, sirvió y murió como un legionario. Las cenizas del soldado mallorquín reposan en la iglesia de Santo Domingo, sede canónica del  Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas y Nuestra Señora de la Soledad Coronada, unidas en la conocida Congregación de Mena (Málaga).

Una representación de la Cofradía y de la Brigada de la Legión asistió a un acto íntimo, solemne, para recibir las cenizas del legionario. Sus compañeros quisieron acompañarle hasta el último momento.

La Congregación de Mena está estrechamente vinculada a la Legión desde hace casi un siglo. En 1928 se produjo la petición para la institucionalización del Cristo de la Buena Muerte como protector del Tercio de Extranjeros y, desde entonces, la imagen de los legionarios ha quedado unida a la guardia legionaria ante la imagen del crucificado en la capilla de Santo Domingo. El depósito de las cenizas del último legionario fallecido en acto de servicio en Mena es un ejemplo de esta vinculación, con una evidente carácter religioso.

 El caballero legionario Alejandro Jiménez Cruz murió el 25 de marzo durante un ejercicio con fuego real llevado a cabo en el campo de maniobras de Agost en Alicante). El accidente se produjo pasadas las seis de la tarde, cuando un disparo  realizado con un fusil HK de 5,56 mm. alcanzó al joven legionario a través de la axila, en un pequeño espacio descubierto en el chaleco antifragmentos.  La asistencia sanitaria no puedo evitar la muerte.

El militar de 22 años de edad, natural de Palma de Mallorca, estaba destinado en el Tercio Don Juan de Austria de la Legión, con sede en Viator (Almería), donde se había incorporado el pasado mes de noviembre. Pertenecía a la sexta compañía de la VIII Bandera Colón.