“La burocracia y la lucha de poder son dos de los males de las cooperativas”

Entrevista a Miguel Vargas González, presidente de la Cooperativa Agrícola CASI

Miguel Vargas hace un gesto en un momento de la entrevista con La Voz en las instalaciones de la cooperativa CASI en Los Partidores.
Miguel Vargas hace un gesto en un momento de la entrevista con La Voz en las instalaciones de la cooperativa CASI en Los Partidores. Juan Sánchez
Antonia Sánchez Villanueva
21:57 • 08 jul. 2018

Habla pausadamente pero con absoluta convicción. Tiene ideas precisas de qué pasos debe dar la CASI en los próximos tiempos y, por extensión, las empresas agrícolas, para enfrentar los nuevos tiempos cambiantes.



Las principales cooperativas del entorno de Almería apoyan una candidatura para el relevo en la presidencia de la comunidad de regantes Cuatro Vegas. ¿Cuál es el motivo?
 Estamos de acuerdo en que necesitamos un cambio tanto en la dirección como en la forma de gestionar el agua en la zona que nos afecta.




No va a ser fácil.
No, y los acontecimientos lo están demostrando. Se está complicando bastante por la forma de hacer del actual presidente.




¿Por qué es tan necesario ese cambio?
 Por zanjar el abastecimiento del agua para nuestros cultivos y porque queremos que esa gestión sea transparente y se haga de la mejor forma, aplicando  las tecnologías de hoy en día para que el agua tenga todas las garantías.




El hecho de que estén todas revela malestar.
Sí, estamos Casur, CASI, pero en su día también Caparrós, Vegacañada, Biosabor, apostando por un cambio en la dirección. Estamos preocupados por la situación y con ganas de resolverla.




 En su cooperativa vienen también de un historial complicado…
...De sobresaltos...




¿Cuáles son ahora los nuevos tiempos en CASI?
Empezamos por el tema social, porque es muy preocupante que hoy en día las cooperativas no gocemos de tranquilidad, de sosiego, para ir caminando juntos con todos los socios que nos acompañan. Eso es fundamental. Está más que demostrado que tenemos que trabajar en equipo. Al fin y al cabo, las directivas de las cooperativas somos meros gestores de productos de nuestros asociados. Desde ese punto de vista creemos que es totalmente necesario que haya cohesión y paz social. Desde el punto de vista del negocio, lo fundamental es transmitir una imagen, tanto al exterior como al interior. Nosotros también tenemos que creernos que somos capaces de hacer las cosas mejor, y exportar a nuestros clientes productos cada día mejores y que nos están pidiendo. Eso en la actual directiva lo tenemos muy claro.




¿Por qué no hay paz social?
En la historia de CASI hemos gozado de mucha paz social. Ha sido en los últimos ocho o diez años en los que ha habido turbulencias. Los socios de CASI no estaban muy contentos con el pasado reciente. Estamos convencidos de que hoy en día para transmitir a los mercados lo que somos necesitamos también de esa cohesión social y de esa tranquilidad. A la hora de tomar decisiones necesitamos  que los socios confíen y trabajemos en equipo todos juntos.


En esa etapa de turbulencias de la que habla, el anterior presidente fue denunciado por la propia cooperativa. ¿Cómo está ese asunto?
Está pendiente de juicio y me vas a permitir, Antonia, porque adquirí el compromiso de no pronunciarme con respecto a eso. Es un tema que nos dio muchos quebraderos de cabeza en su momento y tenemos todos asumido que está ahí pero por mi parte no quiero fomentarlo en absoluto.


¿Estas situaciones cuestionan el modelo cooperativo que es el cincuenta por ciento del campo almeriense?
No tiene por qué poner en cuestión un modelo que ha servido durante muchísimos años y está sirviendo todavía al campo almeriense para su desarrollo. Es verdad que complica mucho cuando hay tirantez entre los que formamos una cooperativa. Pero yo estoy convencidísimo de que el cooperativismo nos ha ayudado hasta aquí pero nos va a ayudar también en el futuro por la forma en la que se están desarrollando los acontecimientos en los mercados. Como todo en la vida, hay que ponerlo al día y en la medida de lo posible mejorarlo. A los jóvenes hay que transmitirles también el modelo cooperativista y actuar con rapidez para transmitir a las nuevas generaciones los valores del cooperativismo.


Cambiar el modelo porque lo piden los mercados, ¿qué implica ese cambio?
 Ser mucho más ágiles a la hora de tomar decisiones y de atender la demanda del mercado. Por poner un ejemplo, desde los años 70 u 80 hasta el 2000, el tipo de envase cambió en dos o tres ocasiones y porque el entonces gerente de la entidad apostó por esos cambios, pasar de unos envases de veintitantos kilos, a uno de 18, luego uno de 14 etc. Esos cambios lo que hicieron fue abrir nuevas vías de mercado. Ahora la demanda, el consumidor, cada vez va más a lo fácil. Llegar a la estantería del supermercado, coger el paquete que necesita y no se para en testar si el producto tiene unas características determinadas. Todo ese tipo de cambios se están produciendo cada vez con mayor rapidez.


¿Quiere decir que las estructuras de las cooperativas han sido demasiado lentas?
Sí, en algunas ocasiones, sí.


¿Demasiado burocratizadas?
La burocracia es uno de los males del cooperativismo, desde mi punto de vista. Pero hay que transformarse también ahí. Creo que el cooperativismo tal y como está planteado hoy en día es válido, pero tenemos que dotarlo de muchísima más agilidad. Los mercados evolucionan mucho. De una campaña a otra se producen cambios. Y eso no ocurría anteriormente. Por lo tanto, nosotros también tenemos que estar preparados y formados. Hay que estar al día para asumir esos cambios y adecuarse con rapidez. Lo que hoy es bueno mañana se ha quedado desfasado.


Si uno de los males de las cooperativas agrícolas almerienses es la burocracia, ¿otro es la lucha de poder?
(Risas)… Va unido. Estoy de acuerdo, pero eso es algo que deberíamos de considerar desde las bases. La lucha de poder dentro de una cooperativa no tiene demasiado sentido porque va a haber consecuencias, positivas, pero también negativas. En la medida de lo posible  debemos evitar ese tipo de conflicto. Y para eso tenemos que trabajar en la formación y preparación de nuestras bases.


 ¿Y la lucha de poder entre las cooperativas por el liderazgo?
Pues tiene el mismo sentido que el interno. Si dentro de las cooperativas nos tenemos que adaptar para tomar decisiones y actuar con más rapidez, en el conjunto de las cooperativas tenemos que ponernos a trabajar e ir en una misma dirección. De la mano, juntos, no sé cuál sería la fórmula más correcta, pero que tenemos que colaborar y cooperar, eso tiene que ser sí o sí. No admite ya más titubeos. Tardará en ocurrir algún tiempo porque al final las personas son las que tienen que llevar ese proceso a buen fin, y si las personas no estamos por la labor de hacerlo somos un obstáculo en el desarrollo.


Lo digo más claro que usted, ¿el afán de poder o protagonismo de algunos directivos frena la concentración en origen? ¿ son reinos de taifas?
Posiblemente haya tenido algo que ver. No sé si un reino de taifas, al fin y al cabo todos sentimos amor propio y sentimos a nuestra cooperativa. Pero como he dicho, de la forma en que se están desarrollando los acontecimientos, a lo mejor no hay que ir a fusionar cooperativas o a quitar a alguien de en medio, pero sí podemos sentarnos para hacer cosas juntos, e ir con menos voces cada día a los mercados. No podemos seguir haciéndonos competencia entre nosotros mismos, no tiene ningún sentido. Si tenemos claro que trabajamos para los socios, cada uno en su cooperativa, debemos trabajar también para que entre nosotros haya unión y capacidad de trabajar juntos.


¿Las empresas agrícolas almerienses se hacen la competencia entre ellas?
Sí, hay momentos en que sería aconsejable tener más colaboración.


¿Y esto reza también para los otros modelos, el de subasta, y el de almacén que suministra directamente?
Todos los modelos son buenos y cada uno tiene su nicho en el mercado. En mi opinión la oferta tiene que ir concentrándose en la medida en que se ha concentrado la demanda. Si antes eran cuarenta teléfonos los que se levantaban para buscar producto, ahora a lo mejor son ocho, y nosotros no hemos unificado la oferta en la misma proporción. Por lo tanto, estamos jugando en desventaja. Ahí es donde creo que las personas tenemos que recapacitar e intentar reducir la cifra en la medida de lo posible.


¿Se puede conseguir?
No sé cuánto tiempo se va a tardar, pero si analizamos la situación, es necesario que eso ocurra. Por lo tanto, va a ocurrir, y espero que pronto.


CASI es modelo cooperativo pero ha incorporado también subasta. ¿Ambos modelos pueden convivir?
Es complicado. Tiene sus dificultades.


¿Se han arrepentido?
No, no, ni muchísimo menos. Son modelos que, en la medida en que se puedan controlar, son positivos. Es un poco complicado desde el punto de vista social porque siempre estamos comparando un modelo con otro. Pero son modelos distintos, y eso el productor tiene que darse cuenta y no compararlos tanto. El tipo de cliente es distinto y por lo tanto son complementarios, no tienen por qué dejar de existir ninguno.


¿Por qué falta liderazgo en el campo almeriense?
Algo no estamos haciendo bien para que eso lo interprete así la sociedad almeriense. Todos tendremos algo que ver, pero creo que es más culpa de los líderes que de las bases.


Siendo, como es, desde hace medio siglo, el potencial económico de la provincia, la presencia de dirigentes del sector agrícola en los liderazgos económico y social, se echa en falta.
Posiblemente, pero no hay que olvidar la historia. Has dicho cincuenta años, depende para qué 50 años es mucho tiempo y para otro tipo de cosas no es tanto. ¿De qué estamos hablando? ¿de tres generaciones?  Y partimos de la base de que de esos 50 años los 30 primeros las cosas fluían de otra manera. En la medida en que han cambiado los tiempos es donde nos hemos ido quedando un poco desfasados los dirigentes de las empresas. Pero también ha llegado el momento de que nos demos  cuenta y nos pongamos manos a la obra. Es complicado que surja un líder pero si los que formamos parte de esto estamos convencidos, seguro que con el tiempo se llevará a la práctica.


¿Cree que los almerienses estamos encariñados con el sector que sustenta nuestra economía?
 Motivos tienen para estar encariñados (risas)…


¿Pero lo estamos?
Posiblemente no. Pero creo que deberían tener más presente que, sobre todo a partir de la crisis de 2007 y 2008, se ha consolidado el sector agrícola como el verdadero motor de la provincia de Almería. Será también cuestión de tiempo que nos tomen más cariño.


¿Hay que cuidar a este sector?
Hay que cuidarlo porque está siendo el motor principal de la economía almeriense. No me refiero solo a la producción, está también la industria auxiliar, que está haciendo una labor muy importante.


El sector tiene amenazas, ¿qué futuro le ve?
Yo soy optimista por naturaleza pero en este caso es ser realista augurar un futuro muy bueno, quizá no tan boyante como el que se vivió en los años 80 o 90, pero mucho futuro. En la medida en que la sociedad europea vaya cambiando los hábitos de alimentación, y vayamos pasando de la hamburguesa a la ensalada, la agricultura almeriense tiene un potencial, siempre y cuando se adapte a los cambios y sea capaz de producir aquellos productos que demanda el consumidor y como los demanda el consumidor.


¿Hay una agricultura del Poniente, otra de Níjar-Levante y otra de Almería?
 No, no… solamente hacemos productos diferentes, la zona nuestra es más tomatera, pero en el Poniente se hacen otros productos como el pimiento, el calabacín o la berenjena y lo hacen de maravilla también…. No creo que haya diferencia, la hay en cuanto a producto, no en lo demás…


¿Hacia dónde se dirige la estrategia de CASI, con el marchamo de mayor cooperativa de tomate de España?
A seguir manteniendo ese liderazgo en el tomate, sobre todo. Y adaptarnos también a los nuevos tiempos y suministrar a nuestros clientes no solo tomate sino también otros productos que están consumiendo y que debemos ser capaces de ofrecerlos desde la cooperativa. No debemos ponernos por imposible nada, será cuestión de tiempo. De hecho ya lo estamos haciendo. Es el inicio pero creo que es algo que va a ir a más.


También abrieron puntos de recogida en la zona de El Ejido.
Ha sido más que nada una prospección para ver de qué forma CASI se puede adaptar a la zona. De hecho se está trabajando para la próxima campaña continuar.


¿De esa prospección concluyen que pueden ir a más presencia en el Poniente?
Sí, tenemos que aprender, mejorar cosas, pero estoy seguro de que a la vuelta de unos años contaremos con una presencia adecuada a lo que es CASI en el Poniente.


¿Y avanzar hacia la transformación de productos, quinta gama?
No lo sé. Ahora mismo somos especialistas en producto fresco y creo que debemos afianzar otro tipo de facetas, como la que he dicho de ampliar la oferta en la gama.


¿Hay tanto raf como parece o nos están metiendo gato por liebre?
Hay de todo, pero no todo lo que hay en el mercado es raf ni buen raf. De hecho, nosotros hemos sufrido mucho con eso porque se ha plagiado mucho. Cualquier empresa produce raf, pero uno de calidad no se puede hacer en cualquier sitio. Ha habido algún timo que otro.


Hay creencia de que en Almería no comemos el mejor tomate, que se va fuera.
(Risa) No…. El consumidor que entiende y lo puede pagar puede consumir buen tomate aquí, por supuesto que sí. Es verdad que la mayor parte se va fuera, porque hay otros mercados con mayor poder adquisitivo que ofrecen más pero aquí tenemos también de primera categoría. El que lo busca acaba encontrándolo, sabe dónde tiene que ir y lo que tiene que pagar también. Y no siempre es caro. 


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