La OTAN premia por innovadora una idea del ingeniero almeriense Ramón González

El doctor en robótica e ingeniero en informática Ramón González acaba de sumar un reconocimiento más a una trayectoria profesional repleta de galardones y premios. La OTAN ha seleccionado un proyecto suyo como uno de los diez mejores del mundo en innovación militar, una herramienta que combina ‘deep learning’ -muy de moda por sus capacidad de acercarse cada vez más a la percepción humana- y geoestadística y que el ingeniero almeriense utilizó para crear un programa que encuentra las rutas más seguras para convoyes de ayuda humanitaria que tienen que circular por zonas de conflicto. “Se valoró que no se tratara de una herramienta únicamente militar. En mi presentación destaqué que podría servir para salvar vidas”, explica González, que posa con el flamante galardón rubricado por el comandante supremo de la OTAN, el francés Denis Mercier.

Al concurso se presentaron cientos de empresas de todo el mundo. Un primer corte redujo la selección a 50 y luego otro la dejó en diez. La herramienta diseñada por la empresa que González creó en Almería hace apenas ocho meses fue una de las elegidas. Con poco capital y solo dos trabajadores (él y otro ingeniero más), la start-up ‘Robonity’ se codeó en la presentación ante los mandos militares de la Alianza Atlántica con multinacionales cuyas cuentas de resultados suman millones de euros. “Para mí ha sido un orgullo competir en ilusión, esfuerzo y perseverancia contra esas grandes compañías. Somos diminutos pero intentamos hacer cosas interesantes”, explica González.

El almeriense, de 36 años, ingeniero informático especializado en robótica e inteligencia artificial, ha desarrollado una meteórica carrera internacional, donde destacan los años que pasó como investigador principal en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts, considerada desde hace años como la mejor universidad del mundo). También incluye entre sus colaboraciones trabajos para agencias como la NASA y la OTAN.

Sin embargo, dice, siempre tuvo claro que quería crear su propia empresa y hacerlo en su tierra. “Sé que puede salir mal pero, al menos,  quiero intentarlo”, cuenta. De momento, como certifica el premio,  los inicios no pueden estar siendo más prometedores.