La ilusión gana en una Batalla de Flores que potencia lo tradicional

A pie de desfile, los 20.000 claveles que tenía previsto lanzar el Ayuntamiento se antojaron bastantes menos

Una pequeña se prepara para lanzar claveles desde su carroza.
Una pequeña se prepara para lanzar claveles desde su carroza.
Marta Rodríguez
10:36 • 23 ago. 2016

Siete y media de la tarde. El calor aún aprieta. La Puerta de Purchena es un hervidero de gente. De niños que, obedientes, esperan sentados en la acera. De madres que se pelean por mantenerse en primera fila. De novios que apaciguan su deseo con un beso furtivo. De señoras que combaten el sol con una sombrilla. De amigas que sacan morritos y se hacen un ‘selfie’. De impacientes que devoran sus uñas. Y de pacientes que se afanan en rescatar ese resto de comida que se ha quedado entre los dientes.




Con veinte minutos de retraso sobre la hora prevista, la Policía Local corta al tráfico el kilómetro cero de la ciudad y un grupo de avezados trata de ganar posiciones para enfado del personal. Los músicos de la Banda Municipal se aproximan desde la calle Granada coronados por una veintena de gigantes y cabezudos, uno de los elementos más característicos de la Batalla de Flores de Almería que acaba de comenzar.




Estos gigantes y cabezudos son de origen maño y llevan la friolera de tres décadas desfilando cada Feria por las calles de la ciudad.  De hecho, acaban de ser restaurados. Darles vida no es fácil porque pesan lo suyo. De ahí que debajo de ellos se turnen los integrantes de la asociación del entorno de la Alcazaba que se encarga de su recuperación. Todo para hacer más liviano el recorrido de esta cabalgata, la única de esta edición de las fiestas en honor a la Virgen del Mar después de la supresión de la anunciadora que solía seguir al pregón.




A estas figuras de varios metros que representan arquetipos o personajes históricos le sigue la carroza de las refajonas, formada por doce niñas de entre siete y doce años llamadas María del Mar. La que es la gran novedad de esta Batalla de Flores despierta cierta inquietud entre la gente, y no porque las niñas no luzcan bien la indumentaria tradicional de Almería. Es un maniquí el que les observa impertérrito desde lo alto del remolque. 




A partir de ahí, las veinte carrozas restantes (el año pasado fueron un docena): once con motivos folclóricos basados en la arquitectura o las tradiciones almerienses y nueve inspiradas en personajes infantiles, de los clásicos superhéroes a los protagonistas de ‘Frozen’ o ‘La patrulla canina’, los dibujos animados de moda.




“¡Aquí, aquí!”
A pie de desfile, los 20.000 claveles rojos y blancos que según el Ayuntamiento están previstos lanzarse se antojan bastantes menos. Niños de todas las edades, y algunos padres entregados, interpelan a los de las carrozas pidiéndoles flores al grito de “¡aquí, aquí!”, mientras estos últimos intentan aguantar el tipo conscientes de que, por la noche, van a oír eso mismo en sueños. En definitiva, más manos que claveles.




Otra cuestión es que en años venideros se den algunas nociones básicas sobre cómo tirar confeti y, en especial, serpentinas a los pequeños lanzadores, quienes, intimidados ante tanta insistencia, por momentos tiran bolsas y rollos enteros (había preparados 7,5 kilos de confeti y 25.000 rollos de serpentina).




Más de 300 figurantes sirven de transición entre carroza y carroza. Se trata de los siete grupos que participan en el Festival de Folclore (de Rusia, Serbia, Indonesia, Paraguay, Colombia, Italia y el ‘Virgen del Mar de Almería), el gusano de peluche que da abrazos, las mariposas con zancos y las flores arrastradas por criaturas del bosque que reparten sonrisas e ilusión.



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