Marruecos vende como propios los tomates del Sáhara

La Union Europea exige que el origen real del producto conste en el etiquetado

Invernaderos levantados por empresas marroquís en el desierto del Sáhara
Invernaderos levantados por empresas marroquís en el desierto del Sáhara La Voz
Antonio Fernández
07:00 • 04 jun. 2021

El rey de Marruecos construye de forma ilegal la  “megalópolis del tomate” en Dakhla a costa de los saharauis y los agricultores del sudeste español. Así se desvela en el informe de investigación presentado ayer por la Fundación Mundubat, especializada en territorio y derechos humanos y la organización agraria COAG.



Bajo el título, “Derechos Humanos y empresas transnacionales en el Sáhara Occidental: el caso del tomate”,  se detalla  cómo cinco grandes grupos empresariales, algunos participados por Mohamed VI y el propio ministro de Agricultura de Marruecos, explotan tierra fértil de los territorios ocupados del Sáhara Occidental para crear uno de los mayores centros de producción de tomate a nivel mundial.



Dakhla
El estudio recoge además las múltiples facetas del macro-proyecto agrícola que la oligarquía marroquí está levantado alrededor de Dakhla, entre las que destacan la vulneración de derechos fundamentales del pueblo saharaui y su discriminación laboral, la usurpación de sus recursos naturales locales, como la tierra y el agua, y el fraude a los consumidores europeos en materia de etiquetado



La producción agrícola en el Sáhara Occidental se concentra en un perímetro de unos 70 Km en torno a la ciudad de Dakhla (antigua Villa Cisneros). Su expansión, basada en el cultivo principalmente del tomate (en torno al 80%) y del melón (en torno al 20%), se inició a partir de los primeros años de este siglo, propiciada por una climatología favorable -promedio de 300 días de sol al año-, un 30% más que en la región marroquí del Souss Massa, cuya capital es Agadir, lo que les permite anticipar su cultivo varias semanas y posicionarse de manera más ventajosa en los mercados europeos.



Exportaciones
Su principal cultivo es el tomate cherry debido a la calidad del agua (rica en fosfatos) y una mano de obra hasta diez veces más barata que en Almería (el cherry es el tomate con mayor necesidad de mano de obra), un cherry de alta calidad y consistencia, apropiado para la exportación a mercados alejados de Marruecos.



Tal desarrollo agrario (se calculan en torno a mil hectáreas, pero con un alto índice de crecimiento, ha presionado fuertemente los recursos hídricos de la  región de Dakhla, creando problemas para el abastecimiento de las poblaciones.



A nivel laboral, se estiman 14.000 los empleos en los invernaderos de  Dakhla, pero son marroquíes y no ciudadanos saharauis, que están al margen del desarrollo.



Sello de origen 
La práctica del reetiquetado no es un problema que se registre sólo en Almería, pero no deja de ser una práctica irregular. Los tomates que empresas marroquís y francesas producen en el Sáhara Occidental parten de la región de Dakhla y son trasladados a Agadir, principal centro de producción de tomate en Marruecos.


Allí se mezclan y se etiquetan como tomate de Marruecos, aunque en este caso no se puede hablar estrictamente de 'reetiquetado' puesto que llegan desde el Sáhara sin estar etiquetados. La Fundación Mundubat y Coag consideran que se trata de una flagrante irregularidad porque inclumple las normas sobre etiquetado en Europa, unas normas pensadas para dar garantía a los consumidores y que es obligado que esas etiquetas recojan el lugar de producción de cada alimento.


Crece la competencia
El informe que ayer hacían público la Fundación Mundubat y el secretario general de Coag-Almería, Andrés Góngora, no sólo alerta sobre el aumento constante en la entrada de tomate marroquí en Europa, sino del riesgo que ello supone para los productores almerienses que “a este ritmo, es un producto que está en serio peligro de desaparición” en la provincia


La realidad de los datos muestra que si en 2001 la exportación de tomate marroquí no llegaba a las 200.000 toneladas, en 2019 había aumentado hasta cerca de las 600.000 y aún sigue creciendo por la ausencia de un control real de las entradas por parte de la Unión Europea y sus países miembro.


Revisar el acuerdo
Para Góngora, hoy es más necesario que nunca proceder a una revisión del acuerdo comercial con Marruecos, los cupos, contingentes autorizados y precios de entrada del tomate marroquí “porque es evidente que tiene un efecto negativo en los productores europeos”.


Y es el momento porque se acaba de producir la salida del Reino Unido del seno de la UE, el famoso brexit, y “Marruecos no ha tardado en firmar un acuerdo preferencial con los británicos para exportar sus tomates sin aranceles”. Para Coag, ese cambio en la situación debería hacer reflexionar a los rectores de la UE “porque cuando se firmó el acuerdo por el que se autorizaba un cupo de 286.000 toneladas con Marruecos había más mercado, más consumidores. Ahora Marruecos abre la puerta a vender cerca de 50.000 toneladas en Reino Unido, pero Bruselas no se las descuenta del contingente que tiene asignado para el conjunto de los mercados comunitarios y eso se convierte en un nuevo problema para nosotros”.


Esta situación de creciente entrada de tomate de Marruecos a la UE ha perjudicado seriamente la producción almeriense de tomate porque sus calendarios de exportación coinciden plenamente con los de la salida del tomate de Almería.


Los datos muestran el impacto de esa situación en el sector hortofrutícola almeriense, con una pérdida de rentabilidad notable. La evidencia clara es la pérdida continuada de superficie de cultivo, cifrado en 2.200 hectáreas menos que las que había hace cinco años.


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