La agricultura almeriense y la distribución europea

El vaivén de las cotizaciones ha hecho que desde algunos círculos se pida la investigación de posibles irregularidades en el funcionamiento de la cadena

La oferta y la demanda de frutas y hortalizas tiende a reducir intermediarios a ambos lados.
La oferta y la demanda de frutas y hortalizas tiende a reducir intermediarios a ambos lados.
Marco Rueda
17:29 • 01 mar. 2017

La reciente volatilidad de precios ha dado lugar a toda una serie de especulaciones acerca del origen de cómo se ha producido este fenómeno. Durante los últimos días, hemos podido ver cómo la berenjena y el calabacín pasaban de obtener cotizaciones históricas a situarse por debajo de los 0,50 €/Kg, llegando a caer en algunas subastas hasta un 800% en apenas tres o cuatro semanas




Este hecho ha dado lugar a todo tipo de elucubraciones en busca de una explicación convincente sobre el porqué de tales oscilaciones. Por si fuera poco, la viralización de una imagen en la que aparecían unos calabacines a 15 €/Kg en Europa al mismo tiempo que aquí descendían ha disparado la indignación de algunos agricultores. 




Debido a este motivo, en redes sociales se ha señalado a la Gran Distribución europea de estar detrás de una hipotética 'mano negra' a la hora de fijar los precios. Las fuentes del sector consultadas por este medio niegan firmemente este hecho, considerando la oferta y la demanda como el factor que mejor explica el alza y caída de los precios. Aquí intervienen varios factores como el clima o la competencia de otros países, pero también la descentralización de la oferta propia, lo que conlleva una lucha por los precios en la que al final el perjudicado es el agricultor.




Origen y destino




Los canales tradicionales de comercialización de frutas y hortalizas estaban compuestos de una gran red de intermediarios entre el origen y el destino final de la mercancía. Estas redes han ido progresivamente concentrándose a ambos lados, el de la oferta y la demanda. Por un lado, en origen los productores se han concentrado en torno a centrales hortofrutícolas, lo cual permite una mayor planificación y favorece la competitividad del producto; sin embargo, la demanda también se concentra, principalmente, en forma de grandes cadenas distribuidoras, a menudo coincidiendo con los establecimientos minoristas. La tendencia hacia una progresiva reducción de los intermediarios es notable, convirtiendo a la Gran Distribución europea en un socio indispensable para el desarrollo económico de la provincia de Almería. 




Clientes europeos




El informe ‘Global powers of retailing’ de la consultora Deloitte analiza anualmente las grandes cadenas distribuidoras del mundo. Entre ellas, se encuentran algunas como Schwarz (4º más grande), Tesco (5º), Carrefour (6º), Aldi (7º) o Edeka (17º), que son clientes habituales de las empresas almerienses. Son multinaciones que facturan cantidades ingentes de dinero y, algunas de ellas, operan en más de 30 países.




De acuerdo a Miguel Pérez, director comercial de Coprohnijar, las relaciones con estas grandes cadenas se basan, por lo general, en la confianza. “Es cierto que hay concentración en demanda, pero la fuerza de negociación depende exclusivamente de si hay mucho producto o no. Si hay poco producto, los precios se pueden poner más altos; si hay excedentes, entonces ellos pueden negociar a la baja”, explica Miguel Pérez.


Respecto a que se den precios tan altos en destino, el director comercial de Coprohnijar cree que “es desmesurado y paraliza la venta. Lo ideal seria que hubiese mayor homogeneidad, aunque eso conllevaría a controlar el precio, lo cual es incompatible con el modelo actual”. Una de las soluciones podría venir del abaratamiento de costes como el transporte, el cual incrementan sensiblemente el precio de la mercancía. ¿Se os ocurre alguna forma de hacerlo? 


Las pizarras y los contratos comerciales


Actualmente, las principales protestas sobre el auge y caída del precio de los productos son debidas a la percepción del valor del producto respecto al precio que marcan las subastas en alhóndiga. Sin embargo, esta no es la única ni la principal forma de comercializar el producto. Los contratos que se establecen entre clientes comerciales y proveedores de mercancías fijan un precio con una periodicidad que puede ser anual, mensual, quincenal o semanal. En definitiva, hay distintos modelos a los que los productores optan para vender sus productos, y el sistema de fijación de precios no es tan homogéneo como parece.



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