Niños que mueren sin saber por qué
Niños que mueren sin saber por qué
Hubo un poeta del que muy a mi pesar tengo que ocultar el nombre, y también el mío propio y el de otros a quienes admiro y quiero. Señores y señoras cuya cultura es pírrica, Almería no puede ni debe envanecerse de tener en su historia muchos sabios pero si algunos de relieve superior. Los demás daría lo mismo ignorarlos ya que su obra sirve " para no sentir ni pesar ni medir" Ahora el tedio me abruma y me vuelve belicoso pero jamás pago este pecado con los ignorantes o buenas gentes que tan abundantes son; si bien es verdad que existe una clase media que hace gastos superfluos en viajes sin sentido mientras en cualquier lugar del Mapamundi mueren los niños poco después de nacer, en su infancia o pubertad, y más doloroso todavía cuando caen abatidos por la Parka en plena juventud, sin haber tenido amparo alguno en las etapas citadas; tan propicias y necesarias para libar, sin romper los pétalos de las flores, su néctar y ambrosía. No deseo que nadie se de por aludido, si bien es cierto que hay veces que, sin querer, se cae en el pecado de la susceptibilidad, cosa que por mis experiencias, que no por sabiduría, he podido comprobar. Antes de proseguir quiero citar a Antonio Gómez del Palmeral, modelo y junto al mismo un parterre de mujeres bellas, algo de una poeta muy conocida y admirada llamada Pilar Pérez: "Juega la luz con la hoja mandarina perfumada que en otoño te sonrojas y te pones colorada". Una señora más de grandes dotes, Purificación Arqueros, médica fuera de serie, frena mis impulsos bélicos ante la trágica situación. La BANCA imprudente y avariciosa en extremo ha sido causa determinante de la crisis actual y algunos de sus ejecutivos, cuyas prácticas han llevado a la ruina a sus empresas mientras ellos se retiran o siguen en la brecha con los bolsillos llenos a costa de los contribuyentes, son soberbios y petulantes y hay que pedir cita para tratar con ellos. "Si quieres saber lo que es un hombrecillo dale un carguillo" Fuimos mi esposa y yo a otra sucursal de Cajamar, cerca de "Entre mares Bar"; allí, con aires de gran señor, nos miró conmiserativamente y me contuve para decirle que viejo y todo tengo un par de pantalones, que viene a ser lo que todos ustedes suponen. Ana María Muñoz es una bella flor de invernadero que no desmerece de .las otras. "Quien falta a la verdad, con eso cuente, dirás que hay sol y le dirán que miente"