COP27 y Mundial de fútbol

El capital, el censor, el fascista, el dictador, se ha quitado la máscara de la hipocresía

Moisés S. Palmero Aranda
09:00 • 16 nov. 2022

Dos eventos están coincidiendo. La COP27, donde con el diálogo, el intelecto, la ciencia, la razón, buscamos soluciones conjuntas para evitar la extinción de nuestra especie, y el Mundial de fútbol, donde predominan las emociones, los impulsos, la fuerza, la visceralidad y no nos jugamos nada, pero nos aletarga durante un mes, olvidándonos de la guerra, el frío y el hambre.



Perdí la confianza en las Cumbres hace mucho, pero tenía la esperanza, de que la presión social redirigiese a nuestros gobernantes hacia el necesario cambio de valores, de sistema económico, de estilo de vida. Si disfruté con la COP25 de Madrid, fue por ver a los jóvenes en las calles, discutiendo con los políticos, mostrándoles evidencias, aplaudiendo a los ninguneados científicos, despertando a la población. Creí en la reacción. Iluso de mí. 



Los movimientos sociales los desactivaron con la crisis sanitaria, con la guerra, con la amenaza nuclear, con la recesión mundial. Con el miedo nos intentan domesticar, nos quieren quietos, preparados para defender sus causas, y callados.



La censura se ha convertido en el mensaje de estos dos eventos. En Egipto, a la población civil, a las ONG, las han amenazado con la cárcel, con la expulsión del país, con torturas y la muerte, si protestan fuera del recinto preparado para ellos. Que la O.N.U. lo permita es una aberración.



Como es vergonzoso, que la FIFA, permita que un puñado de ricos catarís, xenófobos, homófobos, misóginos y racistas, organicen un  Mundial, advirtiendo a los jugadores, selecciones y visitantes que tengan cuidado con las camisetas que se ponen, lo que hacen, y dicen, porque las autoridades se pueden ofender y hacer cumplir sus retrógradas leyes.



Lo estamos viendo en Twitter, en las administraciones, en la cultura, en los medios. El capital, el censor, el fascista, el dictador, se ha quitado la máscara de la hipocresía, y presume de su poder. No te rindas, combátelo.






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