España, país de viajeros poco viajados

Puede que el nacionalismo no tenga solución en España y que la única salida sea la conllevancia

José Fernández
09:00 • 20 may. 2022

España es un país lleno de viajeros (a ver quién no se ha cruzado con un español en Harrod’s o en la Fontana de Trevi) muy poco viajados. Me refiero al viaje como el proceso de apreciar cosas al margen de la postal y el folleto, porque viajar es aprender y respetar al distante para acabar comprendiendo que no es tan distinto. Por eso el viaje, entendido como predisposición a la suma y la incorporación, es el mejor remedio para el nacionalismo, como nos dejó escrito Pío Baroja, autor hoy olvidado y acaso desconocido para la mayoría de españoles.



Pero lo que dijo el autor donostiarra, del que ahora se cumple el 150 aniversario de su nacimiento, sigue hoy de plena vigencia, tal como demostraron 24 de los 27 concejales de su ciudad natal votando en contra de la propuesta de los tres únicos concejales del PP para que el Ayuntamiento de San Sebastián concediera la Medalla de Oro de su ciudad al autor de “El árbol de la ciencia”. Para el resto de concejales de PNV, BILDU, PSOE y Podemos, el reconocimiento a uno de los escritores claves para entender el S.XIX estaba de más, quizás porque el bueno de Don Pío habría corrido a boinazos a más de una y a más de uno de los que bruñen con sus nalgas los sillones de un salón de plenos que ha dado cabida a muchos asesinos, a muchos independentistas y a mucho indeseable. 



Puede que el nacionalismo no tenga solución en España y que la única salida viable sea la conllevancia, como ya apuntó Ortega y Gasset en 1932 ante las Cortes Generales de la II República durante la discusión del proyecto de Estatuto para Cataluña. Término extraño y de significación nebulosa, la conllevancia implica un alto grado de renuncia, pues propone la resignación como un remedio ya expresado en el lenguaje consuetudinario con la famosa receta del ajo y el agua. Qué le vamos a hacer. Y es precisamente en ese escalón fronterizo entre el sí y el no en donde mejor se ha movido el gallego Núñez Feijóo para mantenerse intocable en la escalera de la Xunta de Galicia durante 16 años seguidos, y que hubieran sido más si no hubiera dado el paso de saltar a Madrid a taponar las vías de agua del Partido Popular y a erigirse como la alternativa más sólida y fiable al desbarajuste gubernamental del peligroso Sánchez y su banda.



Otra cosa es que la fórmula del gallego, que tan bien ha funcionado para la queimada regional, pueda volcarse tal cual en el escenario electoral andaluz. Se equivoca el PP metiéndose en campaña en el laberíntico jardín del nacionalismo y llevando el debate a un terreno en donde VOX se maneja pegando banderazos como quien se pasa un morlaco por el pitón ultraderecho. La campaña natural del PP está en el rescate de Andalucía de la cleptocracia institucional de la PSOE en los últimos 38 años, en el efecto constatable del cambio que supone haber introducido la decencia en la gestión y, en el caso de Almería, en la abismal diferencia entre las inversiones y trato de unos y otros.



No hay mucho más para ganar un partido que tiene pinta de ser la previa de la eliminatoria final. Y no perdamos de vista que el viaje cura el nacionalismo, pero no la canallería. Un canalla que viaja es un canalla que cambia de sitio. Nada más.






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