Fina Estampa & People: Eurovisión, dusepuá

Asisto con estupor a los intentos de por convertir la edición de este año en un talent-show

Chanel, la ganadora del Benidorn Fest.
Chanel, la ganadora del Benidorn Fest. Europa Press
José Fernández
20:59 • 30 ene. 2022

Pocas cosas más enternecedoras que tomarse Eurovisión como algo serio. Asisto con divertido estupor a los intentos de TVE por convertir la edición de este año en una especie de talent-show de gurús éticos y para ello han reunido a un grupo de aspirantes más centrados en el mensaje de su canción que en la interpretación en sí. Mucha coreografía, mucho vestuario y mucho atrezzo, pero poca música. Algo que refleja bien el decaimiento de un festival de la canción que desde que abriera sus puertas a los nuevos países del Este que nos dejó el mapa de la geografía que nunca estudiamos se ha convertido en un lentejuelazo más amañado que gintonic de ginebra Lirios.



Así las cosas, la elección del representante de España pasa por la decisión popular entre una muchacha que canta sobre el feminismo con una teta hinchable suspendida del escenario y un trío de percebeiras enojadas que exudan polvo, sudor y hierro, como las trillizas de Julio Iglesias pasadas por las huestes del Cid, mientras un manflorita va brincando a su alrededor para lanzar así un mensaje integración de las lenguas y otros órganos. Pero ya digo que no merece la pena tomarse en serio un concurso en el que España ha ido a más cuanto menos ha dicho, como bien demostró Massiel ganando la gloria con un estribillo tan simple como el la-la-la.



Y es que puestos a lanzar mensajes de calado, a ver si cualquiera de los solemnes mamarrachos de esta edición puede empatar con el gran Peret, que fue capaz de plantarse en el festival con un par de palmeros y atreverse a cantar “Si al sol no puedes tumbarte, ni en paz tomar una copa, decir que estás en Europa no sirve de na”. Ni Vladimir Putin es capaz de tanto. 








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