Existe una forma de mirarnos capaz de cambiar el mundo

Llega el momento del año de mirar hacia atrás y hacer balance de todo lo ocurrido

Carlos Aguilera
07:00 • 13 dic. 2021

Pocos días quedan para terminar el 2021. Muchas familias organizan ya las fechas para poder verse y encargan con tiempo las carnes y pescados que hornear. Los sabios dicen que, para terminar bien un año hay que atreverse a rescatar lo bueno, aceptar lo malo y aprender de todo. Como diría una amiga mía sexóloga, “rotularlo todo bien”, en positivo. Revisar nuestro año, no desde el dolor (que nos han hecho), ni desde las ausencias, sospechas o errores. Necesitamos hacernos “niños”, en el sentido de mirar todo desde la el candor y la sencillez de corazón. La mirada del niño es una mirada libre. Debemos recuperarla siendo adultos, ponernos “las gafas de ver libre, de ver niño” y mirar nuestro año.





Esta actitud, de candor infantil, de honradez e ilusión, de valentía, la vemos también en el cine reciente. En la serie de T.V. “Perdidos en el Espacio” (2018-2021), la familia Robinson cuenta con Will, un joven que ha generado un hermoso y profundo vínculo con un “robot espacial”. Un vínculo que evoca a la relación entre Elliot y E.T. en aquella película del maestro Spielberg. O recuerda también a la relación entre Hipo y “Desdentao”, en la inteligente película de animación “Cómo entrenar a tu dragón” (2010), que perdió el Oscar a manos de la sublime “Toy Story 3” (2010). En estas películas, vemos cómo la relación con el otro no es ni rencorosa ni interesada, sino libre y sencilla de corazón, pues no pierde de vista lo mejor del “otro”. Y es ese tipo de relación lo que puede cambiar el mundo.





También en la mítica película “Dirty Dancing” (1987) vemos cómo Baby y Johnny se enamoran a través del baile, siendo de dos clases sociales muy distintas. Baby no mira desde una posición social concreta, ni juzga ni acusa; Baby se deja arrastrar por el atractivo que tiene “vivir”. Su padre, también un gran hombre, pronto se sentirá orgulloso de cómo su pequeña sabe mirar la verdad de lo que tiene delante, más allá de rumores, clases sociales o esquemas mentales.





¿De qué sirve terminar un año sin aprender a mirarlo así, libre de intereses, confusiones y rencores? ¿Quién nos recuerda cómo mirar así? De eso debería ir la Navidad, de este tipo de mirada que lo cambia todo.




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