Basta ya de tonterías en el PP

“Que el PP se desgasta en deportes como pegarse un tiro en el pie es ya casi un tópico”

Fernando Jáuregui
07:00 • 18 nov. 2021

En esta política que Raúl del Pozo definió un día como ‘de secarral’, en España cada día asistimos a episodios inéditos, que nos hacen recordar el viejo proverbio suizo de que la democracia, para serlo cabalmente, ha de ser aburrida. Hoy no me referiré a los muchos pasajes ejem, ‘pintorescos’ que adornan la trayectoria del Ejecutivo, ese Gobierno cuyo presidente jamás responde por directo cuando, en las sesiones de control, le preguntan desde la oposición, por ejemplo, por el presunto uso abusivo del Falcon.



Es el último episodio, y seguramente no el más importante, en un Gobierno cuyo presidente asiste, impávido, desde Turquía, al estallido de muchos malestares sociales: desde el metal gaditano a los lecheros de Cantabria, o los transportistas de todas partes. Pero hoy, en una cabalgada seguramente de urgencia sobre lo que nos está pasando a quienes seguimos esa actualidad política a veces sin riego (cerebral), quiero referirme a la oposición. A ese Partido Popular que no está sabiendo aprovechar a su activo madrileño, es decir, a la incómoda Isabel Díaz Ayuso y su circunstancia, que no se beneficia de la práctica desaparición de Ciudadanos, que se enreda en su feudo andaluz (quién se lo iba a decir) y que no sabe qué hacer con un Vox que aún podría ser más molesto para los intereses de los ‘populares’. Pero que, la verdad, da la impresión de que contiene su extremismo: no hay sino que viajar a Francia y ver cómo se las gastan los verdaderamente ‘ultras’... ¡¡que hasta pueden, allí, ganar las elecciones presidenciales!!.



Que el PP se desgasta en deportes como pegarse un tiro en el pie es ya casi un tópico. Y eso que Pablo Casado nos sigue pareciendo a muchos el mejor, más educado y dialogante, líder de una España conservadora, que es, como se sabe, una de las dos Españas posibles. No se entiende bien cómo Casado (y su circunstancia, por supuesto) se ahorca con ese nudo gordiano, tan tonto, sobre quién presidirá el PP de Madrid y cuándo. ¿Es eso lo que verdaderamente importa? ¿Seguro que las gentes de la calle están preocupadas por lo obvio --que presidir el PP madrileño le toca a la presidenta madrileña, no al más cauto alcalde de la capital--?. ¿O por cuándo se celebrará ese congreso partidario regional?



Para mí que aquí confluyen la política testicular, tan cara a algún alto colaborador de Casado, con el gusto por las maniobras pirotécnicas a las que tan afecto se muestra algún -brillante, pero polémico_ colaborador de Ayuso. Mézclese todo ello con las injerencias impresentables de la ex -menos mal_ Esperanza Aguirre y con los juicios Gürtel, que tan poco deberían afectar a la ‘era Casado’, y tendremos un coctel explosivo que, para colmo, sirve doña Cayetana Álvarez de Toledo, que es la guinda agria que no tiene por qué definir el gusto dulce de la bebida en su conjunto.



Sí, me preocupa la que debería, en buena lógica, ser la alternativa próxima a Pedro Sánchez y a su Gobierno, quien, por otra parte, cada día tiene un rumbo menos incoherente, dicho sea de paso y sin el menor ánimo de elogiarle, por supuesto. Si las encuestas, para lo que valgan, dicen que el PP podría ganar unas elecciones allá por 2023 (¿o ya en 2022? No apuesten demasiado fuerte), pero que los votantes ‘populares’ castigan las quiebras intestinas, ¿cómo es posible que no aprovechen la ocasión?



Guárdense los Teodoros y los MARES su genio creativo para mejor ocasión. Los españoles tenemos derecho a poseer un Gobierno que, como decía el añorado Rubalcaba, no les mienta (y no es el caso). Y una oposición que no les confunda. Tengo la esperanza de un cambio de rumbo en ambas partes de las dos Españas -un inminente acuerdo sobre la renovación del poder judicial, por ejemplo--, pero cada vez les queda a ambas partes menos tiempos para aclararse. Y aclararnos.





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