¿Es que queremos vivir medio enfadados y a la defensiva?

“La vida, con sus pequeños atascos diarios, se puede aprender a afrontar con una alegría“

Carlos Aguilera
07:00 • 06 sept. 2021

Nada ni nadie puede evitar que la vida tenga sus dificultades y desafíos. Como nadie puede evitar que dejes de leer este artículo justo aquí. Realmente lo único que está en nuestras manos, aunque suene a muy dicho, es “la forma” en la que afrontamos cada momento que se nos ofrece. La película “La Terminal” (2004) nos educa muy bien en todo esto; Tom Hanks borda un personaje lleno de candor y sabiduría. 



Hace unos días paseando por la playa de Almerimar, escuché a alguien diciendo lo siguiente: “la próxima vez, le dices que hasta que no se calme, no lo habláis. Ya verás como lo dejas clavado en el sitio”. Por supuesto, eran personas de cierta edad, con la perspectiva que da unas canas bien trabajadas. Algo similar ocurre en la interesante comedia “El becario” (2015), donde un espléndido Robert de Niro ofrece su experiencia a una joven emprendedora.



La madurez se detecta, por ejemplo, al ver cómo alguien gestiona una situación de tensión. Sin embargo, cumplir años no siempre implica mejorar en la relación con los demás; incluso a veces es todo lo contrario. Es algo que debemos “refrescar” cada cierto tiempo. Lo bueno, lo realmente fascinante es que nunca es tarde para comenzar. En “El diablo viste de Prada” (2008), la actriz Anne Hathaway descubre que la fama y el poder no te aseguran ni la estabilidad emocional ni la familiar, y decide alejarse de ese “mundo”.



La vida, con sus pequeños atascos diarios, se puede aprender a afrontar con una alegría distinta, inteligente; la alegría de saber “no comprar” el malestar, el rencor y las malas energías de quien nos encontremos en el camino. Gracias a Dios, existen personas, libros, películas y hasta canciones (“Girasoles” (2017), de Rozalén), que nos invitan siempre a rodearnos de personas con este tipo de alegría inteligente. Una inteligencia que alegra, y que nos permite llegar a casa al atardecer con una cierta satisfacción y paz interior.



O ¿nos apetece vivir así, casi siempre medio enfadados, un poco a la defensiva? ¿No deseamos nada más? Como se dice en la película “American Beauty” (1999): “Cuesta seguir enfadado cuando hay tanta belleza en el mundo”. Feliz inicio de curso, ánimo y adelante.







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