La Almería perdida

Manuel Sánchez Villanueva
07:00 • 05 may. 2021

Una leyenda urbana que corría por Granada aseguraba que el germen de las expediciones organizadas por esa Universidad a Malí, en busca del legendario morisco almeriense Yuder Pachá, surgió en una noche de fiesta en Melilla. Durante la misma, alguien habló sobre el personaje a dos profesores granadinos, el eximio lingüista Leocadio Martín Mingorance y el experto en literatura norteamericana Manuel Villar Raso y ellos, ni cortos ni perezosos, emprendieron un primer viaje hacia el sur en un Dos Caballos que lógicamente no llegó muy lejos.


Nunca llegué a saber si esta leyenda era cierta; con el profesor Mingorance no tuve ocasión de comentarlo, y a Manuel, aunque nos habló a muchos sobre el tema, nunca me atreví a preguntárselo. Lo que sí es cierto es que Villar Raso no solo escribió una novela de referencia, Las Españas Perdidas, sino que promovió una serie de expediciones a la mítica Tombuctú en busca de la huella que dejaron los moriscos en la Curva del Níger bajo su líder, nacido en Cuevas del Almanzora como Diego de Guevara. Las peripecias de este mítico personaje histórico y de sus moriscos incluyen ni más ni menos que participar de forma activa en la batalla que cambió radicalmente la historia de Portugal y por ende de España, atravesar el Sahara, adueñarse de la legendaria ciudad de Tombuctú y establecer en la Curva del Níger el germen de un reino liderado por una comunidad originaria de nuestra tierra y conocidos por el nombre castellano de Los Armas, que dominó la región hasta bien entrado el siglo XVIII.


Gracias a Villar Raso, no solo llegué a fascinarme con la historia de los Armas, sino que me familiaricé con la ola de optimismo que en aquella época recorría algunos países de Sahel. Seguí con gran interés las narraciones de cómo en Malí se estaban desarrollando actuaciones que mejoraban las condiciones de vida de la población, lideradas por mujeres que estaban organizando cooperativas de producción y consumo, o cómo en el Burkina Fasso del capitán Sankara se comenzaba a trabajar en prometedoras iniciativas educativas y sociales. Parecía que esos países, con grandes reservas minerales en su territorio, entraban poco a poco en la senda del desarrollo.



En aquel tiempo yo era un estudiante y trabajador pluriempleado que no podía aspirar a participar en las expediciones de la UGR, pero siempre soñaba con que, cuando me fuera posible, viajaría a Tombuctú. Así que cuando venía a visitarnos mi amigo el fotógrafo asturiano Paco Paredes, un enamorado de Almería y de su tradición fotográfica, intentaba convencerle para organizar conjuntamente una expedición a la Curva del Níger específicamente en busca de la huella almeriense.


El tiempo pasó y nunca pudimos realizar el proyecto, básicamente porque en los países del Sahel las cosas se torcieron, los intentos aperturistas se truncaron y en la zona comenzaron a imperar la pobreza, el atraso y el integrismo más extremos. Hay quien   culpa en gran medida a la antigua potencia colonial de esta involución, pero sinceramente es algo que se escapa a mi criterio. Pero yo nunca perdí el interés en esa área geográfica. Así que cuando mi mujer me habló del ataque a tres occidentales en el antiguo Alto Volta, no tuve la más mínima duda de que habían sido víctimas de un ataque yihadista. 



Este triste episodio me ha hecho ser consciente de lo fácil que resulta que una sociedad que parece avanzar en la dirección del progreso y del bienestar con paso firme, tuerza su rumbo y entre en un bucle de regresión social y económica que se retroalimentan.  Pero, especialmente, me ha recordado que, por mucho que los almerienses queramos mirar al norte poniendo una especie de límite mental sobre todo lo que suceda por debajo del paralelo 37, la geografía y la historia son tozudas y nos recuerdan que no somos muro, sino puente entre Europa y África y no podemos vivir de espaldas a ninguna de nuestras realidades. 

Quizá sea el momento de pensar que nosotros tenemos qué decir en las relaciones con nuestros vecinos del sur tanto o más que nuestros socios franceses y ver en ello una oportunidad. 




Temas relacionados

para ti

en destaque