Cumplimos con la ayuda a domicilio

Paola Laynez Guijosa
00:25 • 17 abr. 2021 / actualizado a las 07:00 • 17 abr. 2021

Pocas cosas producen más satisfacción en un gestor público que ver como los compromisos se van cumpliendo. La firma, el pasado jueves, del contrato del Ayuntamiento de Almería con la empresa Clece rubricaba el final feliz de una historia que comenzaba con tintes reivindicativos, pero que nuestro alcalde, Ramón Fernández-Pacheco, siempre entendió como de justicia social. 


Me refiero a la mejora del Servicio de Ayuda a Domicilio en Almería, que conlleva importantes novedades laborales para las casi 600 trabajadoras que ofrecen un servicio indispensable a más de 2.000 usuarios con dependencia. Y digo trabajadoras porque la mayoría de quienes lo prestan son mujeres y dignificar el sector ha sido desde el primer momento objetivo de un compromiso que ha perseguido, con recursos municipales, aumentar las retribuciones salariales, pero también favorecer la estabilidad laboral de quienes ayudan a quienes más lo necesitan. 


El acuerdo ya firmado, y que desde el 15 de abril de este año (y durante los tres próximos) viene a mejorar la vida laboral de las auxiliares, ha supuesto un esfuerzo económico muy importante para el Ayuntamiento en un momento difícil para las arcas municipales, muy tocadas por el COVID, la disminución de ingresos y el incremento de gastos que ha conllevado la pandemia, con cero ayudas, hay que insistir en ello, del Gobierno de Pedro Sánchez, que sigue sin dar ni un euro a las entidades locales.



Aún así, hemos firmado un contrato por casi 38 millones de euros, de los que la Junta de Andalucía aporta un porcentaje mayoritario, pero que para el Ayuntamiento supone un coste superior al de años anteriores y todo con el único objetivo de que ese esfuerzo revierta expresamente en las condiciones laborales de quienes prestan el servicio, que verán aumentado el precio/hora, se incrementan hasta el 90% los contratos indefinidos, mejoran los horarios...


Con el nuevo contrato ganan las trabajadoras, pero también las familias porque la mejora de las condiciones laborales de las primeras va a revertir en un mejor servicio de las personas más vulnerables y que necesitan su apoyo diario para mantener la calidad de vida. Y es que nada hay más importante que la salud y el bienestar de las personas.






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