Tetas y lazos rosas

Cristina Torres Ripoll
09:26 • 21 oct. 2020

La consulta oncológica es aséptica. La gente permanece en silencio y un bocinazo marca el número del paciente. Todos se miran entre sí, buscando esa marca que les convierte en «luchadores». Qué palabra tan fea para un enfermo de cáncer. Yo no quiero ser luchadora, yo lo que quiero es no morirme. 


Me desprendo del abrigo y dejo caer el pelo que se esconde bajo mi gorro de lana. Una mujer me escudriña desde la esquina, su diminuta cabeza se esconde bajo un turbante. Su rostro está consumido, los ojos hundidos. Antes de caer en el abismo de su mirada, me sumerjo en una lectura que me aleje de la incomodidad que me genera. Ella busca mi marca, esa que explica qué hago allí. A veces siento vergüenza, la cobardía de la mejoría. Suena mi bocinazo. 


Tetas y lazos rosas. En eso se resume mi mes de octubre. Cada semana el tablón de mis redes sociales persigue una causa. Desconozco en qué creen realmente esas personas, por qué luchan o si simplemente se han convertido en el calendario editorial de un community manager. «¿Quieres ayudar a la lucha contra el cáncer?», «¿Quieres ganar una valoración gratuita?», «Usa nuestro filtro rosa y donaremos un minuto a la investigación contra el cáncer de mama», «Hazlo por ellas», «Va por ti, guerrera». Hemos mercantilizado el cáncer. ¿A quién da visibilidad el rosa? ¿Es una causa o una moda? ¿Es una causa o una guerra? Odio el rosa.



Me imagino a esa mujer del turbante, sus ojos y ese abismo.  Siento el miedo y el horror que la palabra cáncer provoca en voz alta. Ella, enferma, no guerrera; padeciendo, no luchando; sufriendo, no perdiendo. Escudriño, como ella lo hiciera conmigo, las imágenes tintadas de rosa de mi Instagram. Busco la marca. La visibilidad del cáncer no solo está en las plantas de oncología, cuando apartas un poco del rosa encuentras testimonios, personas que ilustran cómo tienes que autoexplorarte, camisetas, recaudaciones sin parafernalia y explota en mí una bomba de contradicción. Odio el rosa, pero si eso sirve para que nos toquemos las tetas, me vale. Avanzamos, investigamos, no luchamos.





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