El pobre Patxi López

Fernando Jáuregui
07:00 • 31 may. 2020

Patxi López, por quien siento gran simpatía personal, encarna, a mi juicio, todas las desdichas de una semana políticamente nefasta enmarcada, además, en la tragedia que para todas nuestras vidas está suponiendo el coronavirus. Sí, cometió un enorme error el socialista vasco al no reprender a su ‘socio de coalición’ Pablo Iglesias por su increíblemente zafio comportamiento en la comisión parlamentaria que, en teoría, está destinada a unir los esfuerzos de los políticos para hacer frente a la reconstrucción del país. El vicepresidente segundo del Gobierno, acusando a Vox de querencias golpistas, protagonizó una nueva campanada en el Legislativo. Y, así, en parte gracias a él, en parte también a Vox, que quiere ‘engrilletar’ a algún ministro, la comisión ‘de la reconstrucción’ está a punto de convertirse en la ‘comisión de la destrucción’ del único puente que ha quedado en pie. Semana ‘horribilis’ tras meses horripilantes.


 Cierto que López se disculpó humildemente, horas después, por no haber actuado con mayor energía frente a la salida de tono de Iglesias, obsesionado en acusar a la formación ultraderechista de Abascal de andar animando un golpe de Estado. Bueno, era un rifirrafe parlamentario más: la víspera, una exaltada Cayetana Alvarez de Toledo se había extralimitado, furiosa porque Iglesias la llamó ‘marquesa’ - a mí sigue sin parecerme un insulto; seguramente al desclasado Iglesias sí -, acusando de “terrorista” al padre del vicepresidente, que en sus años mozos militó en el Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP). Otra querella judicial más de las decenas de miles que se van a producir tras la pesadilla, o coincidiendo con ella.


El Parlamento, arquitrabe de una democracia, está devaluado, en parte gracias a sus belicosos y belicosas portavoces. Anda como incapacitado para ejercer sus funciones como Legislativo y convertido en sede donde los políticos de distinto signo se disparan a matar. A matar... cualquier consenso: golpismo, terrorismo, ‘marquesados’ (¿?). Es el mensaje de patio de colegio que están lanzando a una Europa atónita que discute cuándo, cómo y cuánto dinero dar a España.






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