Política de empujón

Antonio Martínez
11:00 • 22 ene. 2020

La llegada del Partido Popular al gobierno de la Junta de Andalucía, por carambola y con el concurso imprescindible de la ultraderecha, está dejando al descubierto el uso partidista y sectario que esta formación realiza de las instituciones.


Un claro ejemplo de ello es el Ayuntamiento de Almería, donde las hemerotecas no paran de poner sobre la cuerda floja la credibilidad de sus responsables municipales debido, fundamentalmente, a sus cambios de postura repentinos desde que su partido gobierna la Junta de Andalucía.


Haciendo gala de un trilerismo político indigno, el alcalde de Almería y sus concejales se han convertido, de la noche a la mañana, en los máximos defensores de los proyectos de la Junta de Andalucía que, cuando gobernaba el PSOE, han estado obstaculizando durante años.



La reciente visita del presidente de la Junta de Andalucía a Almería fue una magnífica ocasión para comprobar algunos de estos espectaculares bandazos de opinión, de la política de empujón, de los dirigentes almerienses del Partido Popular.

Hasta tal punto llega su desfachatez y su interés por engañar a la ciudadanía, que ahora se apuntan como suyas iniciativas del anterior gobierno socialista que hasta hace poco bloqueaban. Sirvan como muestra estos dos ejemplos: la necesidad de suministrar agua desalada a todos los barrios de la capital y la integración tarifaria de los autobuses urbanos y los del consorcio metropolitano.



Poco o nada tiene que ver lo que dicen ahora los responsables públicos municipales del PP con lo que planteaban hace ahora justo un año. Ahora, defienden que la llegada del agua desalada permitirá desatascar el nuevo PGOU y que es necesaria para apostar por la sostenibilidad y la eficiencia.


Sin embargo, hasta no hace mucho se enfrentaban a la Junta, afirmando que esta fuente de suministro comprometía el abastecimiento de la ciudad y que conllevaría que se triplicara el recibo de agua.



Califican como histórico el acuerdo entre Junta de Andalucía y Ayuntamiento para la integración tarifaria entre lo autobuses urbanos y los del consorcio metropolitano cuando, con el anterior gobierno socialista, Almería era la única capital de provincia de Andalucía que se negaba a integrarse en este marco tarifario único sin más justificación que la de ponerse enfrente.


Así las cosas, alguien debería explicarles a los dirigentes del PP que el uso partidista y sectario de lo público es una de las formas más ruines de pervertir la política, de desacreditarla de la peor manera.


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