A la Rambla de Almería solo le han faltado el pincho y ‘Los dos maños’

Juan Torrijos
11:00 • 07 ene. 2020

Lo primero decir que lo de la cabalgata de Reyes, convertida en un espectáculo de música y color, logra sacar a la calle a toda la ciudad. 

Es hermoso ver las caras de ilusión de la chiquillería ante los Reyes Magos. Pero lo que ha llamado este año la atención de propios y extraños ha sido la Rambla. Las tres coronas con sus luces y su música se convirtieron a lo largo de toda la Navidad en lugar de encuentro de pequeños y mayores. El juego de luces de las tres coronas, los momentos musicales y el ambiente que se vivía ha sido la gran nota de los días blancos. 

Y por si le faltaba algo a la Rambla, lo que eran unos cuantos puestos donde comprar pequeños detalles para regalo se ha convertido en una segunda feria donde solo falta el pincho del moro y el Cariñena de los dos maños. Creo que para el año que viene se lo tenía que proponer el concejal de festejos navideños tras ver el éxito obtenido por los que vendían gofres, castañas, pipas garrapiñadas, más gofres, más castañas calentitas, pasteles y tortitas, turrones, más gofres y así hasta el infinito. Y cientos de almerienses, chicos y grandes, guapos y feos haciéndose fotos dentro de las tres coronas. Y bailando los padres y los críos cuando la música llenaba la tarde. Sí, señor alcalde, un éxito lo de las tres coronas. Ramón, apúntate el chino, estas navidades te las ha “bordao” tu concejal. Dale un premio, se lo merece el hombre. Algunos nos habríamos sentido más felices si en la Rambla, y entre todo de lo que se podía disfrutar, los dos maños nos hubieran ofrecido su famoso vino de Cariñena. El colmo de la ilusión, de la alegría y de la felicidad habría sido si el mejor pincho del mundo, el del moro de toda la vida y de todas las ferias hubiera montado su chiringuito en medio de la Navidad de la ciudad. ¿Y por qué no? Este año había más casetas de dulces y comida que puestos de regalo. 



En medio de los mismos y mientras los críos se toman unos gofres los padres podrían darse el gusto de disfrutar en estos días algo que esperamos disfrutar solo cuando llega el mes de agosto, el pincho y el vino de los dos maños. Sería como poner los primeros escalones de una feria de invierno como la celebrada durante un par de años en los sesenta. Vamos alcalde, venga Ramón, a por la feria de invierno en Navidad y en el centro de la ciudad.





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