Adornos navideños de Vox y Cs

Antonio Felipe Rubio
00:52 • 13 dic. 2019 / actualizado a las 07:00 • 13 dic. 2019

Hay quienes no entienden que el equipo de gobierno municipal no presente un modelo de presupuesto municipal elaborado en su totalidad y, posteriormente, llevarlo a pleno para su debate y perfilar las distintas enmiendas que puedan presentar las distintas formaciones políticas. El problema radica en las nuevas costumbres que se vienen adoptando a causa de la necesidad de apoyos externos para la aprobación de las cuentas anuales.


Sobre los presupuestos municipales hubo un antes y un después. En tiempos de Antonio Sáez Lozano (Partido Popular) y Salvador Fuentes (Izquierda Unida) se presentaban presupuestos alternativos completos, partida a partida y dato a dato que, además, dejaban entrever el carácter ideológico con el que se coloreaban las cifras: más carga social, inversiones, servicios,  impuestos…  De esta manera, era fácilmente distinguible la política que sustentaba cada una de las fuerzas políticas y, de paso, se agradecía que la oposición trabajase.


El presupuesto que presenta el PP es como un árbol de Navidad desnudo; luego, los partidos que potencialmente pueden apoyarlo van incorporando adornos: bolitas, estrellas, angelitos, cenefas… hasta completar el ornato; pero teniendo en cuenta que la sobrecarga puede tronchar una rama o volcar todo el árbol. Por su parte, el PSOE facilita la iluminación del arbolito, y siempre atentos a un posible cortocircuito que achicharre árbol y ornamentos. 



Me cuentan que los “adornos” navideños ya están en manos de Madrid y Sevilla para dar autorización definitiva. Al parecer, Madrid dará el visto bueno a Vox, dada la naturaleza piramidal de esta formación. Por su parte, Sevilla tendrá que supervisar las propuestas y enmiendas de Ciudadanos, cosa que no sucedería si los dirigentes regionales confiasen plenamente en Miguel Cazorla, confianza muy cuestionable desde el famoso “Cazorlazo”, cuando el portavoz municipal -sin encomienda alguna a mayor rango- decidió dar la alcaldía al PSOE, viéndose obligado a rectificar en una bochornosa sesión plenaria inolvidable. 


El dilema para los posibles apoyos que necesita el PP radica en decidir si los toma de Vox o de C´s. Quizá lo mejor sería aceptar ambas opciones; ya saben, aquello de más democrático a mayor consenso. Pero hay que contar con el valor que cada uno da a “sus” apoyos; o sea, el valor que se otorga aquel que se ofrece a poyar. En el caso de Cazorla, su valor es venal (ya fue usado anteriormente), mientras que Vox presenta un valor flamante como apoyo a estrenar. El problema es que a Cazorla le hace falta más que a nadie que cuenten con su exclusividad, porque ignorar su “valiosísima aportación” le haría retroceder hacia la irrelevancia; auténtica tragedia, dadas las condiciones inherentes a tan conspicuo personaje.



En cuanto al grupo socialista, poco se puede se esperar a la vista de su intencionada ausencia en el debate presupuestario. Nada se sabe sobre sus intenciones y aportaciones: ni una mala palabra, ni una buena acción.


Salvo escarceos de algún remedo de Torrebruno (pretencioso showman de escasa altura), pocas ideas sensatas se dejan oír, salvo la ranciedad del “turrón” de otras navidades: presupuesto más social, más atención a los barrios, proyecto de ciudad, ciudad sostenible… y otros consabidos mantras plenos de vacuidad.



Ni que decir tiene que unos presupuestos municipales, trufados con el gobierno que Pedro Sánchez nos depara, van a discurrir por una senda inexplorada y, sin duda, muy animada. Pero no anticipemos acontecimientos. Ya vamos conociendo a los que están, lo que son y lo que de ellos se puede esperar. Por eso hemos preferido elegir la opción de mayor complejidad y dudosa viabilidad. Eso sí, como se suele decir, el pueblo nunca se equivoca.    


Temas relacionados

para ti

en destaque